Secreto de Estado

Melilla es la cuarta autonomía con menor incidencia del coronavirus en los últimos 14 días. Según los datos acumulados que constaban ayer en la web del Ministerio de Sanidad, en nuestra ciudad se han registrado 47,41 positivos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas. Una cifra que sólo es mejor en Murcia (34,41), Baleares (37.67) y Andalucía (45.58). No estamos para lanzar cohetes, pero sí estamos a años luz de los datos de La Rioja (578,60) o Castilla La Mancha (367.41), donde la Covid-19 está arrasando, con récords que han dejado a Madrid atrás.

En todo caso, estas cifras tenemos que cogerlas con pinzas porque hasta ayer no llegaron a la ciudad los test rápidos. En la medida en que se vayan haciendo podremos aspirar a conocer el verdadero impacto de la pandemia en Melilla. Pero ojo, no son la panacea y en otras autonomías están poniendo de los nervios a mucha gente porque los test rápidos que se están aplicando no discriminan entre anticuerpos IgM (de contagio) y anticuerpos IgG (de inmunidad). Así que una persona puede dar positivo porque sea inmune a la enfermedad y no lo sabremos. O sí, con suerte nos dirán que es “positivo” a secas con la consecuente alarma que esto puede provocar.

Pero en tiempos del coronavirus, como en muchas otras situaciones de la vida, lo importante es, además de ser conscientes del lugar que ocupamos, conocer cuál es nuestra situación respecto al entorno que nos rodea. Como decía San Agustín, cuando me miro, veo lo jodido que estoy, pero cuando me comparo…

Dicho esto no podemos ignorar que Melilla no es Madrid ni aquí tenemos las funerarias colapsadas, pero también es verdad que el virus entró más tarde en nuestra ciudad que en la capital de España por lo que nuestro progreso va a rebufo de lo que ocurre en muchos otros puntos del país. Eso tiene sus ventajas porque podemos aprender de la experiencia de los que han entrado primero en el pico de la enfermedad y ya están en la etapa de meseta. Pero para aprender hay que tener voluntad.

¿Alguien sabe oficialmente en esta ciudad en qué punto de la Covid-19 estamos? En otras autonomías todas las semanas se elabora un informe, que termina siempre en los medios de comunicación y en el que se detallan, en gráficos, la evolución de la enfermedad; el número de casos confirmados por fecha de inicio de síntomas y confirmación; la cifra de casos según el origen del contagio; por municipios, por áreas de sanitarias; incluso desglosados por sexo, edad y situación clínica.

Lo mismo se hace con los contagios entre sanitarios. Los informes de Epidemiología que se pueden leer en periódicos regionales incluyen tablas que recogen los resultados de las pruebas PCR practicadas a los trabajadores de la sanidad. Van divididas por áreas de salud y por hospitales e incluyen los positivos, los nuevos contagios y las categorías (auxiliares administrativos, de enfermería, celadores, enfermeros, médicos y técnicos de Rayos X, entre otros).

Así, semana tras semana y con la prensa por testigo, los lectores, oyentes o espectadores de los medios de comunicación pueden saber cuál es la población de riesgo y cómo evoluciona el coronavirus en cada autonomía. ¿Se hace eso en Melilla? No lo sabemos. Y no porque no lo hayamos preguntado. Desde El Faro nos interesamos por ello en las ruedas de prensa y todavía estamos esperando una respuesta. Aquí sólo hay dos opciones: o estamos ante una falta de transparencia inaceptable o ante una ineficiencia sin parangón. No sé qué es peor.

No es de recibo que no sepamos, a día de hoy, si en Melilla ya hemos atravesado el pico de la pandemia; si los buenos datos que recoge la web del Ministerio de Sanidad apuntan a que ya estamos dejando atrás los peores números o si, por el contrario, lo peor está por llegar porque esas cifras no son ni la sombra de lo que tenemos encima.

Si algo nos ha demostrado está crisis es la imperiosa necesidad de que sean los sanitarios quienes dirijan temas relacionados con Salud. Con el mayor respeto, un filósofo como Salvador Illa puede hablar de las dudas del alma y cuestionar la eternidad; pero no está capacitado para gestionar una crisis sanitaria. No sabe nada de Salud y lo ha de mostrado con creces. Pero en ningún caso la culpa es suya. En su currículo no dice que hace milagros. La culpa es de quien lo nombró.

En Melilla exigimos lo mismo. Necesitamos autoridades sanitarias competentes al frente de esta crisis, porque de lo contrario seguiremos a salto de mata; llenos de buena voluntad, pero faltos de conocimientos, de experiencia y de dotes para la gestión. Si hemos pasado el pico del coronavirus, quiero saberlo. Si está por venir, además de saberlo, quiero que me digan por qué se ha ocultado.

No hablamos sólo de una falta de transparencia brutal que va camino de convertirse en una falta de respeto al periodismo y al derecho a informar. Estamos hablando de que no podemos vencer un virus cuyos efectos en nuestra ciudad no hemos estudiado. Y si se ha hecho, habrá que explicar por qué es secreto de Estado.

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