Air Nostrum aspira a dar un golpe en la mesa para hacerse con los vuelos de servicio público que unirán Melilla con Granada, Almería y Sevilla.
La compañía de vuelos regionales de Iberia ha tenido que subcontratar las rutas que ahora mismo conectan la ciudad con Málaga y Madrid y, aún así, quiere más. No puede cumplir con nosotros y aspira a seguir engordando sus arcas a nuestra costa. Nos ha dejado a merced de aerolíneas menores, condenados a retrasos y cancelaciones y pujará por estos contratos jugosos. Parece de chiste.
Es difícil entender la estrategia comercial de Air Nostrum. Baja la calidad del servicio en Melilla y paralelamente tiene la esperanza de hacerse con un contrato público en nuestra ciudad.
El problema no es de la compañía, que tiene todo el derecho del mundo a aspirar a cerrar un buen negocio. El balón está en el tejado de quienes adjudican este tipo de contrataciones. Porque no es de justicia premiar a una aerolínea que nos ha dejado tirados en la cuneta. Esto no se lo hacen a Bilbao. Se lo hacen a Melilla. ¿Adivinen por qué? Menos mal que tenemos buenas relaciones con Iberia porque no soy capaz de imaginarme que habría pasado si, encima, nos tuvieran ojeriza.
Vamos a dejarnos de tonterías. Air Nostrum vuela a Melilla (conexiones con Málaga y Madrid) porque le sale rentable. Tanto es así que le alcanza incluso para subcontratar el servicio y seguir haciendo caja. Nada que objetar.
Este lunes la compañía ha cancelado un centenar de vuelos por la huelga de pilotos del sindicato Sepla, descontentos con la política de la empresa de subcontratar aerolíneas menores, que se llevan los segundos pilotos de Air Nostrum prometiéndoles un contrato de comandantes aunque no tienen las horas de vuelo que tiene un comandante de Iberia.
Esas cancelaciones de este lunes, en teoría, no afectarán a Melilla porque los servicios mínimos decretados por Fomento contemplan mantener el 100% de los vuelos locales. Es raro, porque no nos perdemos una: que si nubes bajas, que si avión roto, que si falta una mascarilla. De verano para acá somos el comodín de la llamada.
Por eso digo “en teoría”. Hoy, independientemente de la huelga, puede pasar cualquier cosa.
En Melilla habíamos asumido que teníamos un barco de vergüenza, con servicios malos, lentos y por debajo de los estándares de calidad a los que aspiramos los contribuyentes. Pero ahora sumamos una muesca más: el avión falla más que una escopeta de feria.
Y además, podemos ir a peor. Así que por Dios, virgencita, que me quede como estoy.
Yo no he revisado los números, pero es normal que tras el aumento de la bonificación al transporte del 50 al 75% haya ido a más el número de reservas de avión. Agarrarse al crecimiento de la demanda para justificar el descenso en la calidad del servicio es un discurso trasnochado, muy típico de quienes para mantenerse en pie necesitan un enemigo externo que tape su mala gestión.
Quienes adjudiquen el contrato de los vuelos a Almería, Granada y Sevilla deberán tener en cuenta si Air Nostrum es capaz de asumir más vuelos cuando ahora no da abasto. No podemos tener la mala suerte de que no se enteren en Madrid de lo que pasa en Melilla. De lo contrario se verán horrores.