Una frase oída en un aeropuerto en boca de una mujer: “Tú has sido lo que más he deseado en la vida”, fue el punto de partida para Marina Mayoral (Mondoñedo, Lugo, 1942) en su novela ‘Deseos’. Y esa pasión es uno de los ingredientes que está presente en muchos de sus escritos. La autora, que participó ayer en las jornadas ‘La narrativa española actual tiene nombre de mujer’, que se están celebrando esta semana en la UNED, habló con El Faro sobre literatura y sensualidad antes de la conferencia.
–Su ponencia se titula ‘El amor, la vida y más allá’, como su último libro. ¿Habla de esta novela?
–No hablo sobre mi novela. Cuando me preguntan que sobre qué tratan mis novelas, digo que sobre la vida. De las relaciones entre hombres y mujeres, de la soledad, del papel de las mujeres, de los hijos.... Y también de la muerte. De la vida, el amor y la muerte habla el libro que presenté hace tres meses. Hace ya unos diez años, me llamaron de la radio y me pidieron que durante tres o cuatro minutos podía hablar de lo que quisiera. Si me hubieran dicho que hablara del amor, la vida y el más allá, yo hubiera dicho que no.. [Risas]. Tenía que escribirlo para prepararlo y cuando terminó me encontré con un montón de cuartillas. A la gente le gustaba y se me ocurrió organizarlos. Vi que había una parte muy grande que hablaba del amor; otras eran sobre anécdotas, recuerdos; y también había otras sobre la muerte. Ese fue el origen del libro. Pero en la ponencia hablaré sobre los temas que trato en mis libros. Sobre el amor, hablaré de las dos grandes tendencias que ha habido a lo largo de la historia: la que dice que es algo maravilloso y que da sentido a la vida; y otra que afirma que esclaviza al espíritu y destruye la libertad y el entendimiento. En mis novelas, se dan las dos tendencias. El lector se encontrará con una pasión destructiva que arrasa con todo; pero también con la visión de la persona que lo puede vivir y disfrutar en libertad, para la que es algo maravilloso. En cuanto a las relaciones humanas, no las veo ni de forma optimista ni negativa. Hay de todo. Hay penas y alegrías. Voy contanto esa visión de la vida en mis novelas.
–¿Y en relación con la muerte?
En cuanto a la muerte, hay tres posturas: la religiosa, que cree en el más allá; el que piensa que todo se acaba; o sencillamente no lo sabes. En mis novelas, hay una postura agnóstica, abierta al misterio. Son pequeñas narraciones en las que recojo situaciones en las que parece que hay algo más allá. También me baso en la obra de un cardiólogo holandés que trató a personas que habían estado en muerte crítica y que ofrece una visión científica de lo que sería una continuidad de la conciencia después de la muerte.
–¿Hay una literatura femenina?
–Yo soy una mujer profundamente feminista. Cuando lo vives muy internamente, se refleja en lo que escribes. Yo no hago panfletos ni una literatura voluntariamente feminista pero sí asoma en lo que yo escribo. A medida de que una mujer toma conciencia de su forma de estar en el mundo, lo transmite de otra manera. Durante mucho tiempo se limitó a imitar lo que escribían los hombres. Pero ahora la mayoría hablamos desde nuestro punto de vista de personas que tenemos los mismos problemas que los hombres y algunos más por el hecho de que todavía hay una desigualdad social.
–¿Si un hombre escribe parece que trata de temas universales pero si lo hacen ellas se dice que solo se dirigen a mujeres?
–Es una visión errónea. También hay hombres que escriben solo para ellos aunque también hay mujeres que solo se centran en temas más femeninos. Los grandes temas universales los tratan igual los hombres y las mujeres. Y la crítica lo está respetando ya.
–¿Cuál es el estado de salud de la literatura escrita por las mujeres?
–Estamos de moda. Aunque son etapas y es probable que se vuelva para atrás y tengamos que mantener de nuevo una lucha por reivindicar nuestro lugar porque lo que sí hay es una desigualdad. En cuanto eso se resuelva, el resto se solucionará también. Y vamos camino de eso.
–Vivir de la literatura es difícil para todos. ¿Con qué dificultades extra se encuentra una mujer?
–Tuvo muchas durante un tiempo. Aunque también se le dieron más facilidades en otras épocas, como en el siglo XIX. A las mujeres se les exigía menos calidad que a los hombres. Eso está desapareciendo. Antes, si le daban un premio literario a una mujer, ya no se lo volvían a dar en muchos años a otra. Ahora sí se dan en ediciones sucesivas. Y estamos hablando de grandes premios. También es una cuestión puramente editorial. Las mujeres estamos de moda. Se mira lo más vendible. La novela erótica se vende mucho más la femenina que la masculina por el morbo.
–El año pasado se reeditó su libro de cuentos eróticos ‘Recuerda, cuerpo’. ¿En qué ha cambiado la Marina Mayoral que lo escribió hace veinte años?
–Pues yo no me veo cambiada. Entonces veía que era mucho más difícil la igualdad y lo constataba en las aulas, en la vida. La sociedad ha cambiado muchísimo pero mi literatura no ha cambiado tanto. Yo he sido muy feminista desde el comienzo y ese libro era una reivindicación del cuerpo. El amor tiene que ser carnal, corporal, de cuerpo. Una mirada es cuerpo; también una caricia y la voz. ¿Cómo puedes amar si no amas con el cuerpo? En mi obra hay sensualidad porque reivindico como algo bueno y positivo el cuerpo como instrumento del amor. En eso no he cambiado y eso es lo fundamental de ese libro.
–¿Desde cuándo le viene su afición por contar historias?
–Yo creo que con eso se nace. Yo he sido una contadora de historias desde niña. Después lo pules con el tiempo y con el estudio y las lecturas. Es algo vocacional, que me gusta hacer y yo seguiré escribiendo mientras pueda.
–¿Conoce Melilla?
–Sí, he venido en otras ocasiones. Siempre con el miedo a tener que quedarme aquí por si los aviones no salen por si hace viento... [Risas]. Siempre vengo con poquito tiempo pero es una ciudad muy bonita, con esos edificios modernistas, y da gusto pasear.
–¿Qué le recomendaría a las mujeres que quieran dedicarse a escribir?
–Que escriban. No hay otra manera. Si te gusta y te apetece, escribe. Y después ya pensarás qué hacer con eso. Presentarlo a un premio, llevarlo a una editorial... Pero hay que escribir. Hay pequeños defectos que puedes corregir pero no hay otro secreto más que practicar.
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