La pandemia de la Covid-19 no da tregua a Melilla. Con la flexibilización de las normas sanitarias durante las fiestas de Navidad, la enfermedad, otra vez, repuntó y en un mes triplicó el número de contagios que se registraron en diciembre y duplicó las muertes con respecto al mismo mes.
Melilla cierra el mes de enero con 1.554 nuevos casos de Covid-19 que triplican los registrados en diciembre. La flexibilización de las normas y el incumplimiento, por parte de algunos ciudadanos, de las medidas sanitarias contra el coronavirus han llevado a la ciudad a registrar un número de contagios parecido a lo de los meses de octubre y noviembre del 2020 cuando sumó 1.891 nuevos positivos y 1.162, respectivamente.
En diciembre, la ciudad contabilizó 468 nuevos casos así como la curación de 957 personas; mientras que en enero el número de contagios escaló hasta los 1.554 casos de Covid-19.
La tercera ola golpea con fuerza a la ciudad. En enero aumentaron los nuevos casos, pero también disminuyó el número de curados con respecto a diciembre. En diciembre 957 superaron la enfermedad mientras que en enero han sido 732 los curados.
Los fallecidos también se han duplicado desde diciembre, cuando se registraron cuatro muertes y enero cierra con ocho víctimas mortales por la enfermedad.
Tanto el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, como el consejero de Políticas Sociales, Mohamed Mohand y el director general de Salud Pública, Juan Luis Cabanilla, advirtieron hace una semana que la situación epidemiológica de Melilla es “preocupante”, con un alza en el número de contagios.
Una vez finalizadas las fiestas de Navidad y transcurrido el día de Reyes, Melilla volvieron a las medidas vigentes previas a diciembre que establecían el confinamiento nocturno a las 22:00 horas hasta las 6:00 horas por lo que la hostelería debía ajustarse al horario. En este ramo, además mantenía el número máximo de comensales por mesa a cuatro si no eran convivientes, sin dejar de lado las restricciones en el comercio en el aforo y limitaciones en el horario.
El 26 de enero, cuando la ciudad ya sumaba 1.250 nuevos positivos en un mes se extremaron las medidas para frenar la alta incidencia de la Covid-19.
Con el objetivo de limitar los contactos, las reuniones privadas que incumplan el número de personas que estaban permitidas y la movilidad en la ciudad, Melilla aplicó nuevas normas más restrictivas que estarán vigentes hasta el 17 de febrero si no son prorrogadas. Melilla quiere contener la tercera ola del Covid-19, frenar los contagios y aliviar la presión hospitalaria.
La pandemia del coronavirus ha sido un desafío que ha tenido sus altibajos en los últimos 10 meses. Melilla, en la primera ola fue la autonomía con menor incidencia y víctimas fatales del país. Durante tres meses, como en el resto del territorio nacional, se bajaron las persianas de la hostelería, del comercio y actividad no esencial.
En la desescalada la ciudadanía comenzó el proceso de adaptación a la nueva normalidad con el uso obligatorio de la mascarilla, mantener la distancia social y el uso constante de gel hidroalcohólico.
En marzo, se registraron en la ciudad los primeros contagios y el primer fallecido. Al mes siguiente falleció otra persona, se registraron 64 positivos y 96 curados.
En mayo fueron ocho los nuevos positivos y 36 las personas curadas. En junio, cinco los nuevos positivos y cuatro curados; mientras que en julio, tras la detección de un brote de Covid-19, se elevan a 11 los nuevos casos y tres personas curadas.
En agosto, los nuevos casos registrados aumentan hasta los 217 y 39 curados. La escalada del Covid seguía al alza y el septiembre hubo 681 nuevos casos, 469 curados y tres fallecidos.
Melilla ya estaba en la segunda ola y venían los meses más duros de la pandemia. En octubre registró 1.891 nuevos casos, 560 curados y 14 fallecidos mientras que en noviembre disminuyó el número de nuevos contagios a 1.162, hubo más personas curadas, 2.087, pero 21 personas perdieron la vida como consecuencia de la enfermedad.
Debido a la alta incidencia del Covid-19, en septiembre Melilla aplicó medidas restrictivas para frenar la pandemia, luego que en agosto la Justicia echara para atrás dos órdenes de Salud Pública. En octubre, adoptaron nuevas normas que llevaron al cierre de la hostelería por más de un mes; posteriormente anuncian el toque de queda y el confinamiento perimetral.
La Ciudad ha aplicado medidas restrictivas con el avance de la pandemia. La tercera ola se enfrenta con más herramientas que la primera y la segunda oleada, con una campaña de vacunación activa y con un laboratorio para detectar nuevos casos, pero con un virus que avanza rápidamente, con una ciudadanía cansada pero también más consciente de la enfermedad.
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