“Se pueden tener diferencias y desencuentros, pero al fin y al cabo, tenemos un propósito común, y ese punto que los une es la Constitución”, asegura el ex alcalde de Caracas

Antonio Ledezma ha pasado por la Ciudad Autónoma de Melilla. El ex alcalde de Caracas, que estuvo más de tres años injustamente encarcelado es, desde el exilio, el altavoz de alcance internacional que los venezolanos que sufren las consecuencias del Gobierno de Maduro utilizan para dar a conocer su situación. Además, quiere felicitar a los españoles por el reciente aniversario de la Constitución y opinar sobre su visita a la ciudad. El Faro de Melilla ha estado con él. Bienvenido a Melilla, señor Ledezma.

¿Qué le parece la Ciudad Autónoma?

Me gusta Melilla. Es una ciudad seductora y llena de historia. Me fascinan sus contrastes originados por su diversidad religiosa y política. ¿Encuentra mucha diferencia con respecto a las grandes ciudades de la península?

Encuentro una gran identidad representativa de la España que nos hablaron los españoles que hay Venezuela. Mi país está lleno de españoles de todos los rincones, también melillenses. En realidad con la península, hay una vecindad separada por agua. Pero también hay diferencias, claro. Madrid es una urbe donde cohabitamos millones de personas y aquí hay más sosiego. Además, arquitectónicamente, Melilla tiene una peculiaridad que la convierte en un lugar único más allá de su multiculturalidad. A veces, uno pasea por una calle y no sabe si está en Melilla o Barcelona. Lo que más me ha llamado la atención es la convivencia. Los melillenses son capaces de convivir con los marroquíes más allá de las refriegas que hubo en el pasado, aquí la gente sabe sobrellevar las diferencias dentro de un mismo espacio territorial. y eso le da una importancia a Melilla en la historia. Sin duda, esta ciudad es un ejemplo de convivencia pacífica a pesar de la gran multiculturalidad que hay en estos 12 kilómetros cuadrados.

¿Cuál cree que es el factor que posibilita esta convivencia?

Seguro que hay muchos. Pero del que le puedo hablar hoy es de la Constitución. Esta mañana (por el jueves pasado) estuve en los actos de la conmemoración de los 40 años de la Constitución y al mismo tiempo que hablaba el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, lo hacía también con diputados de la oposición. Esto es un gran ejemplo de civismo, la prueba de que es posible convivir en la diversidad. Se pueden tener diferencias y desencuentros, pero al fin y al cabo, tenemos un propósito común, y ese punto que los une es la Constitución.

¿Qué cree que aporta esta Constitución a los españoles?

Han sido 40 años continuos de paz y convivencia en medio de las diferencias y de los desencuentros. Por eso ruego que los niños que estaban hoy en los actos públicos, dentro de otros 40 años, sigan celebrando esta Constitución. Le pido a los españoles que la cuiden al igual que la madre cuida la bebé que amamanta o como el jardinero cuida a la flor en el jardín.

¿Por qué considera que es tan importante cuidarla tanto?

Tienen que cuidarla para que no les pase como a nosotros. Muchas veces no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Cuando en Venezuela estábamos por celebrar los 40 años de la Constitución Nacional, Chávez puso su mano arbitraria sobre ella y dijo que era moribunda. Justo en ese momento, los venezolanos perdimos la libertad. Solo por la obra y gracia de un populista que reventó el Estado de derecho en mi país. En España hay dificultades como las hay en cualquier país del mundo, pero al menos se respira libertad. Cuiden la libertad como el bien más preciado, es el pilar básico sobre el que se puede sustentar un Estado.

¿Qué representa para usted la libertad?

Sin duda alguna, todo. Si hay libertad, soñamos con llegar más lejos, imaginamos un futuro mejor, planteamos metas más altas y realizamos proyectos más ambiciosos. Con la libertad hay desarrollo de la industria para producir riqueza, hay posibilidad de concretar avances tecnológicos y científicos. Con la libertad se organizan los pueblos. Ejercer el voto, por ejemplo, es un acto representativo de la libertad, por que se da o se implementa en democracia y el voto en una sociedad democrática es el que quita y pone.

Usted, ¿cómo se sintió cuando se vio privado de su libertad?

Estuve tres años privado injustamente de libertad. Una enseñanza difícil pero que bien valió la pena el sacrificio. Con mi encarcelamiento el nombre de Venezuela rebota en todo el mundo y la comunidad internacional se da cuenta de las aberraciones que comete el régimen. Sin duda, la libertad es un estímulo para el ser humano. De nuevo, no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

Pero hoy en día, aunque no esté encarcelado, su libertad no es completa…

No lo es porque no puedo volver a Venezuela. Pero no soy la única víctima. Hay venezolanos en peor situación que yo. Muchos siguen encarcelados injustamente y el pueblo está martirizado: la gente pasa hambre y muere porque no tienes medicinas, la violencia criminal.

Es un país donde reina la impunidad, Y desde el exilio, ¿es posible ayudar a cambiar esta situación?

Si lo es. Mi lucha en este último año, desde que huí de Venezuela, ha sido recorrer el mundo para exponer la caracterización del régimen a las distintas autoridades de gobierno que me han recibido. He pedido más sanciones para los responsables del narcotráfico, del terrorismo, de la corrupción, y de los crímenes contra la humanidad que se cometen en Venezuela.

¿Ha pedido algo más?

Si. El apoyo de la comunidad internacional para los juicios que se ventilan en la Corte Penal Internacional, la activación del principio de injerencia humanitario y el trato justo, como hicimos el pasado miércoles, a los refugiados venezolanos. No solo a los que estamos en España, si no a los que estamos en todo el mundo

¿Cómo ve al pueblo venezolano? ¿Cree que aun mantienen la esperanza?

Sufren mucho. Y es cierto que muchos han perdido la esperanza porque el régimen de Maduro ha desvirtuado las elecciones y los diálogos. ¡Si se burlaron hasta de la propia voluntad dialoguista del Papa Francisco! Fíjese, Maduro se comprometió a cumplir 4 puntos que nunca fueron honrados: ni devolvieron las potestades a la Asamblea Nacional, ni liberaron a los presos políticos, ni abrieron canales humanitarios para que llegasen donaciones internacionales, ni crearon un calendario electoral

Usted propuso una intervención extranjera para acabar con el régimen de Maduro. ¿No cree que puede tener consecuencias negativas?

Lo que es negativo para el país es que ahora mismo se desangra. La gente está muriendo en Venezuela ahora mismo. Desde que empezó esta falsa revolución, ya van más de 300.000. Hay mucha desnutrición porque no hay alimentos y más del 12 por ciento de ciudadanos ha emigrado. El país se hunde y ya solo vemos las ruinas del Estado de derecho, que ha sido invadido por la narcotiranía. Además, Venezuela ya está invadida por fuerzas extranjeras, porque allí operan a sus anchas funcionarios del comunismo cubano y también interactúan brazos armados de las FARC.

¿Cree que volverá pronto a Venezuela?

Tengo la sensación de que sí. Voy a volver muy pronto a mi país, lo sé. Sin embargo, lo que no tengo tan claro es que papel quiero llevar en la construcción de la nueva Venezuela. Lo que es seguro es que, como miles de venezolanos, estoy dispuesto a hacer lo que sea por el bien de mi país.