Me acuerdo de ti desde siempre, desde que nuestros respectivos hermanos se dieron el ‘sí quiero’ y empezamos a ser familia, aunque tú y yo siempre fuimos algo más que eso: éramos amigas, que a veces es mucho más y era nuestro caso.
Cuántas risas, Mariló, cuántos bailes en la Feria del Real, cuántas confesiones compartidas, cuántas lágrimas también, cuánta alegría cada vez que nos veíamos y nos contábamos las últimas novedades de nuestras vidas. Éramos entonces tan jóvenes, estábamos tan hambrientas de futuro que con una mirada sabíamos qué estábamos pensando.
Aquí en Melilla vino Ana al mundo, tu hija, tu pelirroja preciosa que muchos años después te hizo abuela por primera vez. Y después de Ana llegaron los mellizos, David y Josep, pero ellos ya en Barcelona, a donde te fuiste por amor. Fueron años duros para ti, años de mucho trabajo, de muchísimo esfuerzo pero tú pudiste con eso y con más gracias a esos hijos estupendos que educaste como personas de bien.
Años después regresarte a tu ciudad de siempre, con tu familia y seguiste demostrando que eras una mujer de bandera, luchadora, trabajadora hasta decir basta, una auténtica leona que se comía la vida y sus sinsabores tirando adelante, pudiendo con todo.
Y de golpe te has ido, justo al cumplir los 57 años, y esa pequeña luz que cuidábamos juntas se apagó. Ya no me voy a cruzar contigo por la calle para echar unas risas y contarnos novedades, no te reconoceré a distancia por tu singular pelo pelirrojo, pero de los de verdad, no como los míos que son de bote.
Dejas mucha pena entre todos los que te hemos querido, todavía es imposible hacerse a la idea de tu marcha. Hace muy poco pensábamos que irías recuperándote despacito allí en el hospital de Málaga pero no ha sido posible, estabas demasiado malita para eso y ni lo sabíamos. Y esta madrugada de jueves te fuiste para siempre, acababa de ser tu cumpleaños el día 18.
Ahora solo me queda despedirte, amiga. Quiero pedirte que cuides mucho a tus hijos desde el cielo, que nos abraces a todos y no nos dejes nunca y que tu ejemplo de vida honesta, trabajadora, llena de valores y tu alegría nos sirva de consuelo hasta que volvamos a encontrarnos allí en la eternidad que tú ya disfrutas con tus padres, Juan y Ani, y tu querido hermano Diego.
Descansa en paz, Mariló
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