Editorial

Se mantienen las tradiciones

La Consejería de Cultura, Patrimonio Cultural y el Mayor que dirige Fadela Mohatar ha organizado un amplio calendario de actividades para celebrar la onomástica de la Virgen del Carmen, la patrona del mar y los marineros, que en Melilla siempre ha merecido una especial atención, sobre todo porque en esta ciudad existía en su momento una importante flota pesquera, desaparecida en los ochenta junto con la industria conservera que daba trabajo a cientos de melillenses.

La Virgen del Carmen ha tenido siempre un lugar privilegiado en el calendario de fiestas populares. Su verbena en Corea reúne a un buen número de ciudadanos y la procesión que adentra la imagen en el mar para bendecir las aguas de la bahía, se sigue con mucha devoción desde que el pequeño trono sale de la sede de la Asociación de Vecinos "Hipódromo" para ir hasta la parroquia de San Agustín, en el barrio del Real, y llegar hasta la playa.

Mantener las tradiciones habla bien de nuestra sociedad y la Ciudad Autónoma está obligada a ser un reflejo de lo que quieren los melillenses. Por eso la Consejería debía organizar actividades y lo ha hecho, incluido un año más el homenaje a los hombres de mar en la Plaza de los Pescadores, donde se recuerda a aquella flota tan próspera con uno de sus barcos.

Pero es que también es importante que la Feria de septiembre, ésta en honor de la Patrona de Melilla, Nuestra Señora de la Victoria, sea inclusiva y permita así la participación de cuantas personas quieran disfrutar de sus ofertas de ocio y entretenimiento. Por eso es interesante la decisión de que cada día y durante dos horas, de siete de la tarde a nueve de la noche, no haya música ni ruidos en el recinto ferial.

Eso va a permitir que las personas del espectro autista puedan participar de los festejos y, en consecuencia, se abra la puerta a que todos puedan tener su rato de disfrute. Una Feria, por cierto, cuya portada ya está en fase de montaje y para cuyo inicio apenas si resta ya mes y medio, dado que será inaugurada el sábado 31 de agosto.

La Ciudad Autónoma hace bien en apostar por tener presente las tradiciones de las comunidades que configuran su realidad social. Hace apenas una semana, la comunidad hindú celebró el Holi con una amplísima participación y una explosión de color que hizo las delicias de todos los que estuvieron en la Plaza de San Lorenzo.

En junio, los miles de musulmanes de Melilla vivieron por todo lo alto su Fiesta del Sacrificio, que se inició públicamente con un multitudinario rezo conjunto en la Plaza Multifuncional, que se habilitó convenientemente también por la Ciudad Autónoma para acoger a todos los que quisieron estar en ese acto religioso.

La protección de las tradiciones es respetar asimismo la interculturalidad y para eso resulta imprescindible que la Ciudad Autónoma actúe y lo haga poniendo sobre la mesa todo su potencial porque así estará haciendo Melilla, que es de lo que se trata.

Solo queda esperar que las actividades cuenten con el mayor respaldo social posible y que los propios ciudadanos sean conscientes de que no se pueden dejar morir esas tradiciones que nos han configurado como pueblo.

 

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