Es hoy día de comienzos: se inicia la campaña electoral, se elegirá nuevo presidente de la Comisión Islámica y, sobre todo, se constituirá la nueva Asamblea de Melilla, a la que deseamos la mejor de las suertes porque llevará consigo el mayor bienestar de los ciudadanos.
La Ciudad Autónoma empieza hoy a escribir una nueva página de su historia, aunque el presidente todavía en funciones, Eduardo de Castro, se empeñe en querer enturbiar las cosas restando solemnidad al nombramiento de Juan José Imbroda y postergando su toma de posesión hasta después de que el nombramiento sea publicado en el BOE, una vez obtenga la sanción real, tal y como marca el Estatuto de Autonomía vigente.
Por lo que dice De Castro, no habrá ni entrega del bastón de mando ni imposición del blasón al presidente electo, los dos atributos que se asocian con su estatus dentro de la Ciudad Autónoma. Se empeña en que hoy no será la toma de posesión del presidente sino simplemente de la Asamblea cuando él mismo sabe que eso nunca se ha hecho eso, ni siquiera cuando fue él el designado a pesar de ser el único diputado de Ciudadanos, partido que posteriormente lo expulsó de sus filas.
Le guste o no a De Castro, lo cierto es que se abre una nueva etapa en Melilla y que son muchas las expectativas que ha creado la mayoría absoluta alcanzada por el PP en las elecciones del 28 de mayo. Como ya dijimos, el recurso de CpM en amparo ante el Tribunal Constitucional no impide la creación de la Asamblea, ni el nombramiento del Gobierno el martes próximo o la investidura de Imbroda el sábado 15, discurso programático incluido.
Todos los melillenses van a estar muy atentos a las primeras semanas de la nueva gestión que lleve a cabo el Gobierno. Son muchos los interrogantes que hay ahora mismo sobre la mesa porque son tantos y tantos los temas que deben arreglarse o ponerse sobre la mesa, que habrá que esperar a las palabras de Imbroda el día 15 para saber cuáles van a ser las prioridades, cuál es la lista de tareas que impone como inmediatas para sus consejeros y también quiénes van a ser los que le acompañen en la gestión a lo largo de una legislatura que puede apreciarse como vital para el futuro melillense.
Los retos son enormes porque la ciudad requiere abrir un nuevo modelo productivo que reactive la economía y, con ella, la creación de empleo. Los ciudadanos van a estar muy atentos y no perdonarían el incumplimiento de ese compromiso de Imbroda repetido hasta la saciedad en la campaña electoral: vamos a dar la vuelta a Melilla era su lema favorito junto con ese que decía ‘Si gana el PP, gana Melilla’.
Como es lógico habrá que darle un margen de tiempo razonable al nuevo Gobierno para que empiece a manejarse en la gestión pero la gente quiere hechos y, a modo de ejemplo, ver a Melilla más limpia podría ser un escaparate de lo que está por venir.
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