Fuentes policiales recalcan que existe una bolsa de 750 inmigrantes en la ciudad marroquí de Nador. La ONG Prodein niega que todos quieran entrar en Melilla.
Enero ha supuesto un paréntesis para Melilla en lo que a entrada de inmigrantes por vía irregular se refiere, pues ha sido un mes con pocas entradas en comparación a las registradas desde mayo del 2011. No obstante, la situación podría cambiar pronto, pues fuentes policiales consultadas por este periódico señalaron en la jornada de ayer que existe una bolsa de aproximadamente 750 subsaharianos en Nador a la espera de una oportunidad para entrar en la ciudad.
Según esta información, la mayor parte de los inmigrantes se encontraría oculta en las faldas del Monte Gurugú, en concreto cerca del Barranco del Lobo, donde han creado pequeños asentamientos aprovechando la maleza para camuflarlos y no ser detectados por la Policía de Marruecos. Asimismo, las fuentes consultadas por este periódico indicaron que suelen pasar la mayor parte del tiempo en el monte, bajando hasta Nador para comprar agua y alimentos.
Estos datos fueron confirmados por el máximo dirigente de la ONG local Prodein, José Palazón, quien indicó que no existe un poblado de grandes dimensiones en el Gurugú, como ocurrió durante las avalanchas de inmigrantes del 2006, sino que hay asentamientos dispersos y de menor tamaño para burlar la vigilancia policial.
“No es raro ver a los inmigrantes por la carretera que sube al Gurugú”, indicó Palazón, “suelen estar algunas horas en Nador y vuelven al monte para pasar la noche al raso”. En cuanto a las razones por las que no se han producido entradas en las últimas semanas, no acertó a ofrecer un motivo exacto y descartó que fuera a causa del mal tiempo, ya que durante el mes de diciembre también se produjeron varios temporales de viento y lluvia, sin que por ello dejaran de llegar algunos inmigrantes a la ciudad.
No en vano, consideró que los esfuerzos realizados por las fuerzas del orden del país vecino para evitar las llegadas se han redoblado, aunque no así para dispersar la bolsa de inmigrantes que existen en las laderas del Gurugú, pues la cifra de subsaharianos es de las más altas que se han registrados en los últimos años.
Sin futuro en España
Sin embargo, el máximo dirigente de Prodein señaló, contradiciendo a la versión ofrecida por fuentes policiales a El Faro, que no todos los inmigrantes que se encuentran ahora mismo en Nador tienen como objetivo llegar a la ciudad autónoma, sino que muchos están estudiando la posibilidad de quedarse a trabajar en el país vecino ante la falta de expectativas en Melilla, donde nadie les asegura cuando podrán salir rumbo a la península.
En este sentido, apuntó que existen residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) que llegaron a estar trabajando varios años en el país vecino antes de decidirse a probar suerte para entrar en España. Es el caso de uno de los congoleños que se manifiesta a día de hoy frente a la Delegación del Gobierno, pues estuvo trabajando para Cáritas en Nador durante tres años aproximadamente.
“Si escuchan que aquí en Melilla pueden pasar mucho tiempo sin salir, optan por buscarse la vida en Marruecos”, apuntó Palazón, “es difícil precisar cuándo comenzó esta tendencia, pero sí podemos afirmar que a día de hoy se ha intensificado a causa de las malas expectativas de futuro de España. Nadie les asegura que puedan tener una vida mejor incluso si llegan a la península”.
Por otro lado, apuntó que buena parte de los que permanecen ahora mismo en Nador acabarán intentando cruzar a Melilla si la Policía del país vecino comienza a presionarles. “Si quieren echarlos del país la estrategia es clara: Comienzan a correr la voz por toda la ciudad de que los subsaharianos han hecho algo malo, que se dedican a robar o que han violado a una mujer, y así nadie les presta el favor”, aseguró el máximo dirigente de la asociación humanitaria melillense.
Si vuelven a producirse entradas masivas, al mismo ritmo que durante la segunda mitad del 2011, los esfuerzos de la Delegación del Gobierno por devolver el CETI a la normalidad podrían sufrir un duro revés.
Actualmente hay unos 700 inmigrantes en el centro, según datos oficiales, una cifra muy por encima de su capacidad real, de 480 personas, pero considerablemente menor a los máximos que registró a finales del año pasado, cuando había más de 800 residentes.
Frente a esta situación, desde la Delegación del Gobierno han agilizado los traslados a la península, con el firme objetivo de que los niveles de ocupación del centro continúen bajando lo más aprisa posible.
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