Cada mañana Abdelkader se asoma a la ventana de su piso con la esperanza de encontrarse con un panorama que, a priori, para otro ciudadano supondría una auténtica pesadilla: grúas, taladradoras, bombas de hormigón y un reguero de obreros justo en la puerta de su casa. Vive en la urbanización de Averroes. La escena que tanto ansía no llega. Ayer se cumplió un mes desde el último desprendimiento de la fachada y las obras siguen sin empezar, a pesar de que la nueva fecha para el arranque de la actuación estaba fijada para ayer. Hay que recordar que el inicio estaba previsto para el día 1 de este mes.
Al igual que otros vecinos con los que ya ha podido hablar El Faro, Abdelkader también siente una mezcla de rabia, impotencia e indignación. No logra comprender a qué se deben tantos aplazamientos por falta de determinados materiales (la semana pasada la empresa adjudicataria justificó que no contaba con los andamios que necesita para realizar los trabajos) si la constructora debería conocen hace tiempo, según Abdelkader, cuáles son las actuaciones que se deben efectuar. Este vecino de Averroes lleva 10 años viviendo en el bloque número 19 junto a su mujer y sus tres hijos. Asegura que la situación se está volviendo “insostenible”. “Mi mujer sufre depresión por todos los disgustos que le está dando esta casa”, cuenta.
Según Abdelkader, no sólo temen porque pueda ocurrir una “catástrofe” o algún “incidente”, sino por el “estado de abandono” al que tienen sometida la urbanización. “Hay 258 plazas de garaje y los vehículos están más seguros en la calle que dentro”, señala. “Al coche de mi hijo le robaron una vez las cuatro ruedas”, detalla. Este vecino indica que se “cuela” gente que no vive en la urbanización y que se sienten “inseguros”.
Primer desprendimiento
El desprendimiento del revestimiento de la fachada exterior del edificio de Averroes se produjo el 24 de junio de 2015. Desde entonces, los vecinos afectados están esperando una solución.
Inicialmente les dijeron que las obras empezarían en octubre de ese año. Sin embargo, los trámites administrativos se han alargado y provocado el retraso de la obra. El consejero de Fomento, Javier González, anunció la semana pasada que el límite será el día 2 de agosto. Si para ese momento no se ha empezado la actuación, la Ciudad pondrá una sanción administrativa a la empresa adjudicataria. Hasta entonces, González señaló que tienen margen porque a pesar del retraso la actuación puede concluir en la fecha estimada inicialmente. Este periódico intentó contactar con el consejero, pero no respondió las llamadas.
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