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“Se cayeron del territorio municipal de Melilla las Chafarinas y los peñones porque no pasaron el filtro de Exteriores”

Fue el primer alcalde del PP que tuvo Melilla. Inició su mandato en 1991 con un gobierno en minoría y en 1995, con mayoría absoluta, se convirtió en el primer presidente autonómico de la que fue desde entonces Ciudad Autónoma de Melilla. Se trata de Ignacio Velázquez, médico anestesista, quien vivió en primera persona las duras negociaciones que hubo entre los dos partidos mayoritarios (PSOE y PP) para sacar adelante el Estatuto de Autonomía y dejar a un lado la “carta otorgada municipal” que pretendían los socialistas para ceutíes y melillenses. Hoy repasa con El Faro lo que fueron aquellas negociaciones y cuál es, en su opinión, el futuro del estatuto.

 -¿Qué hizo que se iniciara la negociación del Estatuto de Autonomía?

-Yo creo que lo que cambió sustancialmente para iniciar las negociaciones fue que el PP ganó las elecciones municipales en 1991 tanto en Ceuta como en Melilla, que hasta ese momento siempre habían sido gobernadas por el PSOE. Que el PP llegara al gobierno de las dos ciudades supuso una auténtica revolución, una unión de las dos ciudades y juntos iniciamos unas reivindicaciones que hasta entonces nunca se habían visto y que lógicamente hizo que el Gobierno se viera impulsado a negociar. A partir de ahí se iniciaron las negociaciones intensas entre el PP y el PSOE. El PP que pretendía un estatuto de máximos, el PSOE que pretendía una carta municipal y fruto de aquellas largas y duras conversaciones entre 1991 y 1995, salió este estatuto en el que nos dejamos algunas cosas en el camino pero creo que era un buen estatuto.

-¿Cómo fue la negociación con los socialistas sobre el Estatuto de Autonomía?

-Fue difícil porque los socialistas ya de hecho mostraron sus cartas en el Boletín Oficial de 1986, donde lo que aparecía era una carta otorgada. Era una carta municipal otorgada sin ninguna competencia y simplemente considerándonos como una ciudad sin más. Eso era inadmisible para el PP, que pidió unas mayores competencias, competencias que al final se vieron plasmadas con un documento en el que el presidente era nombrado por el Rey, el estatuto tenía categoría de Ley Orgánica y se traspasaban una serie de competencias de ámbito nacional. Digamos que en ese momento era el mejor estatuto posible, luego cercenado por la famosa sentencia del Tribunal Supremo, a veces incomprensible. Pero digamos que era el mejor estatuto.

Yo como anécdota voy a contar algo que nunca he comentado pero creo que es ahora un buen momento para hacerlo en este aniversario. Y es que en el primer documento que nos entregó el PSOE aparecían en los estatutos como territorio municipal de Ceuta estaba la isla Perejil y como territorio municipal de Melilla figuraba el Peñón de Alhucemas y Chafarinas. Era algo que aceptamos. Sin embargo, cuando nos reunimos en el Ministerio de Administraciones Públicas para cerrar ya el acuerdo vimos con sorpresa que se habían caído del territorio municipal de Melilla tanto las Chafarinas como el Peñón de Alhucemas. Yo pregunté por qué al ministro de entonces y me dijeron que no había superado el filtro del Ministerio de Asuntos Exteriores. Desde entonces, incomprensiblemente, Chafarinas, el Peñón de Vélez. Alhucemas y Perejil quedaron fuera del territorio autonómico, fuera del Título VIII de la Constitución. Es decir, son territorios que en estos momentos tienen dificultad política y administrativa para mantenerlos como territorio español. Esta es la realidad y fue sencillamente porque, según se dijo entonces, no superó el filtro de Exteriores.

-¿Hubo que pelear mucho?

Sí, bastante. De hecho, a mí se me acusó de todo, menos de matar a Manolete, de todo. Se me acusó de interferir en la negociación y de solventar las cosas a la tremenda, como cuando declaramos la Comunidad Autónoma de forma unilateral. Fue toda una serie de presiones que yo me vi obligado a soportar para intentar que se saliera lo mejor posible el estatuto.

-¿Cuáles fueron los puntos de mayor fricción?

-El dar el salto cualitativo, el nombramiento regio, que se aprobara por Ley Orgánica, las transferencias, la capacidad legislativa que al final no pudo ser pero se consiguió la iniciativa legislativa… Todos esos fueron, digamos, los momentos más duros. El tema del tamazight, que Ceuta no lo asumió. Aquí asumimos esa cultura como algo especial. Es la única diferencia que existe con el estatuto de Ceuta. Nosotros quisimos que figurara la cultura autóctona como cultura a proteger. En Ceuta no se contempló. Pero quizás el tema de la Ley Orgánica y el nombramiento regio del presidente fueron las cosas más difíciles de negociar.

-¿Por qué el PP se avino a negociar el estatuto cuando siempre exigió tener capacidad legislativa y un régimen igual al resto de las comunidades autónomas?

-Entre otras cosas, porque el PP no gobernaba, lo hacía el PSOE. Creo que aquello había que sacarlo como fuera. No podíamos estar más tiempo fuera del Título VIII de la Constitución, no podíamos estar fuera de las reuniones sectoriales ministeriales, no podíamos estar sin el régimen económico y fiscal…, no podíamos estar fuera de tantas y tantas disposiciones que luego el estatuto nos ha permitido entrar. Creo que era obligatoria esa negociación y que entre la carta otorgada de 1986 al estatuto de 1995 hay una gran diferencia con la incorporación de temas bastante sustanciosos.

-¿Cree que se tuvo el mejor estatuto posible en ese momento?

-Usted lo ha dicho, el mejor estatuto posible. No es el mejor ni el más idóneo, pero era el mejor en ese momento.

-¿Qué piensa cuando el Supremo anula cualquier intención de Melilla de asemejarse a las comunidades autónomas?

Sorprendente. Hay dos cosas que yo no termino de entender con el Tribunal Supremo. Una, el nombramiento regio del presidente de la comunidad; la otra, la tramitación del estatuto a través de una Ley Orgánica. La Ley Orgánica es una ley tasada, como son las leyes de derechos fundamentales y los estatutos de autonomía. No se puede aprobar un estatuto que no sea de autonomía por Ley Orgánica. Creo que ahí ha habido un gran agujero en la sentencia y no se ha tenido en cuenta algo que es un pilar. El Tribunal Supremo está en que somos una ciudad autónoma, una autonomía unimunicipal con lo cual la comunidad tiene que recaer en el ayuntamiento, que no puede desaparecer porque es una organización constitucional.

Hay formas de soslayar eso y creo que la imaginación de los políticos locales podría estar en buscar una solución. Yo la apunté en su día y voy a seguir haciéndolo…

-Que es…

-Formar una comunidad autónoma con Ceuta con lo cual tendríamos un territorio o una comunidad biprovincial, tendríamos una ciudad donde podría estar el Gobierno y el Parlamento en la otra. Así ya no podría existir ningún obstáculo para considerarnos comunidad autónoma

-¿Piensa que Melilla debe exigir una reforma de su estatuto para profundizar en su régimen de autogobierno?

-Yo creo que lo que debe pedir Melilla es formar una comunidad autónoma con Ceuta. Eso es lo que creo y la única solución porque mejorar el estatuto teniendo en cuenta las sentencias del Supremo es imposible ahora mismo. Es muy cicatera la sentencia, anula la posibilidad que ya estaba aceptada por todos los partidos de que el Gobierno lo eligiera libremente el presidente como decía el estatuto. Sin embargo el Supremo dijo que éramos como concejales y a partir de esa sentencia todas las interpretaciones que haga van a ser de carácter municipal. Por tanto, pienso que hay que dar un paso y que sea más cualitativo, más dentro de la propia Constitución y, por qué no, una comunidad autónoma con Ceuta y Melilla soslayaríamos totalmente el hecho de que no desaparecieran los ayuntamientos.

-¿Qué le parece que se festeje ahora la fecha de aprobación del estatuto?

-Es curioso la razón y el porqué se ha declarado fiesta el 13 de marzo a expensas y a costa del 17 de septiembre. Yo a los actuales gobernantes les podría decir que no sería posible un 13 de marzo sin que existiera antes un 17 de septiembre. No habría sido posible nunca. Por lo tanto, la fiesta importante de Melilla es el 17 de septiembre, su españolidad. El 13 de marzo es una consecuencia, es un avance administrativo pero indudablemente la trascendencia y la importancia que tiene el 17 de septiembre no la tiene el 13 de marzo. Y digo que resulta curioso porque los que están gobernando, que tenían ciertas dudas y ciertas reticencias a este Estatuto de Autonomía, quieren ensalzar más este día pero tan solo por una razón: que nos olvidemos del 17 de septiembre. Ese es el objetivo de los que están gobernando y es muy triste porque no lo ensalzan por querer ser indicativo de la autonomía sino porque quieren hacer olvidar el día en que Melilla fue española.

 

 

 

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