Sociedad

El Satisfyer en Melilla, al alcance de todos en las máquinas expendedoras

El sexo, el placer o todo lo que tenga que ver con ello sigue siendo un tema tabú todavía entre algunas personas. Y sobre el Satisfyer, el consolodar que ha revolucionado la sexualidad femenina, a veces cuesta hablar sobre ello.

Frases como “de eso prefiero no hablar” o mostrar timidez es habitual entre las personas a las que El Faro ha preguntado.

Nora, una melillense de 24 años, le ha costado al principio tratar el tema porque su madre estaba delante, pero después ha dicho que sí que lo compró y que le parece “un buen invento”.

Sin embargo, señala que una vez quiso comentarlo entre sus amigos y estos reaccionaron de forma negativa, respondiendo que “para eso está el hombre” o incluso, respecto al Satisfyer para hombres, apuntan que “para eso están las mujeres”.

Esta joven cree que es muy importante normalizar la sexualidad y que se trate en los colegios, lamentando que haya personas que estén en contra de esto último.

“Creo que es demasiado importante por este tipo de situaciones en las que se intenta hablar de ello y la gente se sorprende como si fuese algo malo. Está más normalizado ver en la televisión peleas o guerras que hablar de un tema tan sencillo como es la sexualidad”, ha sentenciado la joven.

Su madre, Luisa, tras escuchar a su hija, ha añadido que todo “depende” de la educación que haya recibido cada uno en casa. “Yo entiendo que para tratar la sexualidad se puede hablar con respeto delante de cualquier persona, pero si la gente no está mentalmente preparada porque siempre hay un tabú, sobre todo en nuestra religión que se ve como una falta de educación y de respeto para los padres, que no es así para nada. Pero claro, es muy difícil”, ha concluido.

Ángeles, que pasa por ahí cerca, desconoce lo que es el Satisfyer. Con sus hijos ya mayores, esta melillense, tras saber que se trata de un consolador, responde entre risas que “yo de momento no lo necesito”. Ha asegurado que a ella no le intimida el asunto y cree que “cada uno puede satisfacerse con lo que quiera”.

Cuando se popularizó el Satisfyer entre el público femenino, hay algunos hombres que se lo tomaron a mal. Pero este no es el caso de Riduan, de 28 años. Con firmeza ha respondido saber qué es: un consolador para más bien para la mujer, aunque puede ser de uso de ambos, y que estimula la zona del clítoris.

Ha asegurado que no es un tema tabú entre hombres y que puede llegar a sorprender que sea un tema que se trate más de lo que la gente puede imaginar. Incluso, ha añadido, hay chicos que se lo regalan a sus parejas. “Se habla sobre un tema muy normal”, ha dicho. Cree que es “una herramienta que puede ayudar mucho al placer de ambos”.

En Melilla, este consolador se empezó a comercializar más tarde que en la península y desde hace tiempo se puede encontrar en las máquinas expendedoras de la farmacia. Amelia, farmacéutica del centro, explica cómo ha sido la acogida entre la ciudadanía.

“Nosotros venimos trabajando este producto aproximadamente un año y al principio había un poquito de rechazo”, ha explicado Amelia. Ahora, poco a poco, se ha ido normalizando porque cada vez más se comenta entre amigos y hay más personas que acuden a las farmacias buscando este tipo de productos.

Sin embargo, donde más se sigue adquiriendo el conocido consolador es en la máquina expendedora que tiene esta farmacia en la calle. “Es verdad que hay gente a la que le resulta un poco violento entrar a un sitio y por ello se venden más fuera que dentro”.

Ha subrayado que a diferencia de años anteriores, el uso de consoladores ha cambiado de utilizarse en solitario a hacerlo en pareja. “Hay relaciones que están como más apagadas y hay que darles un empujón”, ha apuntado Amelia.

Lo mismo ocurre con los lubricantes, que ha pasado de ser un gel que se usaba por un problema físico a ser un producto de juego.

Sobre las ventas, ha señalado que por estadísticas, los hombres lo compran más a escondidas que las mujeres.

Piensa que este es un tema que hay que normalizar “porque esto es como la vida misma” y es por ello que hay que tratar la sexualidad “como algo natural”.

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