Sánchez se acuerda de Melilla, pero nos deja sin ayuda al transporte

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se acordó este martes de Melilla y Ceuta en su discurso del primer día de Debate del estado de la nación. Lo hizo a caso hecho para demostrar que no sólo es de los pocos presidentes que han visitado las ciudades autónomas varias veces durante su mandato sino que, además, se acuerda de estos territorios en Madrid.

En la tribuna del Congreso, Sánchez habló con cariño de Melilla y Ceuta y recordó que su Gobierno está elaborando sendos Planes Estratégicos que deberían redundar en el desarrollo económico y social de ambos territorios. También dijo que destinaría recursos a ambas ciudades para salir de la crisis no por donde entramos, sino para dejarnos mejor que como estábamos.

De momento, pocas novedades hemos tenido de los Planes Estratégicos que se engendraron en tiempos del ministro Miquel Iceta al frente de Política Territorial y que luego salieron adelante con la ministra Isabel Rodríguez. Si no fallan las previsiones, deberán presentarse al final de este verano.  Pero la fecha sigue siendo una incógnita. Tampoco se sabe nada de su dotación presupuestaria.

En teoría, el Plan Estratégico del Gobierno central que, en el caso de Melilla, se solapa con otro plan que fue aprobado el otoño pasado por la Ciudad, servirá para buscar nuevas vías de desarrollo para nuestra economía. Digamos que debería ser el pistoletazo de salida al cambio del modelo económico al convertirse en la herramienta clave para invertir todo el dinero que llegue de los fondos europeos que, según dijo el presidente Eduardo de Castro en una reunión con la ministra Nadia Calviño, hablamos de 31 millones de euros que ya están en ejecución.

Así que la efectividad del Plan Estratégico de Melilla no puede servir de guía para la inversión de dinero europeo, porque eso ya está en marcha. Si no viene acompañado de dotación presupuestaria del Gobierno central se quedará en letra muerta, tal y como ha pasado con el Plan Estratégico de la Ciudad que ahí está, muerto de risa en un cajón y sin dinero para ejecutar sus propuestas.

Nos hemos quedado con ganas de que el presidente Sánchez hubiera concretado algo más en el Debate del estado de la nación. Por ejemplo, la fecha en que se presentarán esos Planes Estratégicos. Fíjense con qué poco nos conformamos. Si nos pusiéramos egoístas podríamos exigir además que adelantara la dotación presupuestaria que tienen y el plan de inversión y ejecución de esa partida.

Ha hecho bien Sánchez en acordarse de Melilla y Ceuta en el Debate del estado de la nación porque éste es el primero que se celebra en siete años y en ese intervalo de tiempo, Marruecos ha vulnerado nuestra soberanía con el conato de Marcha Verde sobre Ceuta de mayo de 2021 o con la implantación de piscifactorías en aguas españolas de las Islas Chafarinas.

Por eso era imprescindible hacer, como mínimo, mención a las ciudades autónomas. Es muy importante que en un debate con tanto impacto mediático, Melilla y Ceuta se reivindiquen como ciudades españolas y se haga público al menos la intención del Gobierno de potenciar las economías de ambos enclaves españoles para evitar la fuga de capitales. El dinero huye de la inestabilidad. Y eso es fácil comprobarlo a pie de calle. Los carteles de "Se vende" son el pan nuestro de cada día. La confianza de los consumidores está por los suelos.

Dicho esto, sería interesante reflexionar sobre las medidas que el presidente Sánchez anunció ayer como, por ejemplo, el incremento de los impuestos a las eléctricas, gasistas, petroleras. Da 'miedico' porque nadie nos asegura que eso no repercutirá sobre la factura que nos llegue a fin de mes.

Los mismo con la banca, aunque en este caso lo veo algo más popular porque los españoles rescatamos a los bancos durante la crisis del ladrillo y después de eso nos han cosido a comisiones. Nos cobran hasta por no hacer uso de su dinero. Seguramente nos repercutirán el impuesto que les cobre Sánchez aunque como la competencia en el sector es grande y agresiva, los que mantienen oficinas físicas se arriesgan a que la banca online les quite clientes. Por el camino que van, se quedarán en exclusiva para atender a usuarios de la tercera edad y si es que estos tragan con sus citas previas y sus colas.

Pero sin duda hay una medida que no ha gustado en la España olvidada (Melilla) ni en la España vaciada y es la bonificación del 100% del transporte en trenes de cercanía y regionales. Y no ha gustado porque a nosotros nos afecta la crisis tanto como a los 'madriles', pero ellos tendrán transporte público gratis y nosotros seguiremos pagando la conectividad con la península a precios de mercado. Están caros, escasos y subiendo.

La gratuidad del tren de cercanía es discriminatoria. Si bien es cierto que la reducción del precio del transporte público redunda en el retroceso de la contaminación en las grandes capitales y representa un ahorro de combustible, también lo es que la inflación nos afecta a todos, especialmente, a los más pobres. Si nosotros estábamos mal por el cierre de la frontera antes de que se disparara la inflación, ahora estamos mucho peor y no hemos visto que las ayudas del Gobierno nos ayuden, valga la redundancia, a respirar.

Es cierto que habrá un bono de 100 euros para los estudiantes mayores de 16 años con becas, pero en una ciudad en la que somos líderes en abandono escolar, esto sin duda aliviará a las familias, pero no representará un respiro para la gran mayoría de la población. Igual funciona como medida electoralista para asegurarse el voto joven, pero yo tengo mis reservas al respecto.

Conclusión, nos gusta que el presidente se acuerde de Melilla y Ceuta porque eso sienta un precedente que necesitamos porque redunda en nuestra seguridad y en nuestra autoestima como pueblo. Pero queremos más. Las palabras bonitas también se las lleva el viento.