El técnico azulino está muy satisfecho con el partido realizado por su equipo ante un claro aspirante al ascenso de categoría y porque genera ocasiones claras de gol durante los partidos.
La UD Melilla B no pudo arañar un resultado positivo en su visita a uno de los feudos más complicados de la categoría y ante un rival que parte con el objetivo de pelear por el ascenso. Los de Felipe Sánchez se adaptaron perfectamente a las dimensiones y al césped natural del Municipal de Marbella y tuvieron controlado el partido hasta el minuto 75 de juego, pero los cambios obligados de Bécker y de Moha se dejaron notar en demasía en el último tramo del choque. El Marbella anotó el 1-0 a falta de doce minutos para el final y sentenció con el 2-0 en el minuto 88 precisamente cuando el filial azulino estaba totalmente volcado sobre el portal costasoleño y con una defensa de tres.
Para el entrenador unionista fue una auténtica pena venirse de vacío después de acariciar un merecido resultado positivo, pero la fata de acierto en la definición volvió a pasar factura. “Ha sido una pena porque el control del partido lo tuvimos nosotros. Ellos tuvieron alguna que otra ocasión pero nosotros dispusimos de las más claras y en mayor número. Melik en dos remates de cabeza, Amin, Sidi, Pendu que disparó al lateral de la red, además de un claro penalti que el árbitro no quiso pitar por un agarrón a Melik cuando se disponía a cabecear a gol” manifestó Felipe Sánchez y sobre el segundo tiempo valoró que “al descanso nos fuimos con el empate a cero y la segunda parte continuó con la misma tónica. Los dos equipos tuvimos acercamientos a las áreas pero al contrario que en la primera parte con menos peligro”.
El preparador melillense reconoció que el equipo acusó el cambio de Bécker que tuvo que retirarse del terreno de juego como consecuencia de un golpe que recibió en la rodilla. “Bécker recibió una entrada que le dejó secuelas en la rodilla. Pudimos bajarle la inflamación y regresó al terreno de juego pero al final no pudo aguantar más y pidió el cambio. La verdad es que su baja fue sensible porque estaba realizando un partido muy completo y manteniendo el equilibrio en el centro del campo” significó.
Cuando parecía que el filial podría traerse para Melilla un punto, llegó el 1-0 como consecuencia de una jugada de estrategia en la que la fortuna se alió con el conjunto marbellí. “Fue un saque de esquina en el que cuatro jugadores fueron al primer palo para bloquear y Cano cabeceó hacia atrás buscando la prolongación pero tuvo la suerte de que la pelota se introdujo en nuestra portería. El equipo no se vino abajo y arriesgamos con una defensa de tres para buscar la igualada y la pudimos conseguir por mediación de Melik pero el rival montó un contraataque y nos hizo el segundo gol que ya resultó definitivo”, expresó Sánchez.
El Marbella acabó el partido en inferioridad numérica ya que el colegiado expulsó a dos jugadores. Sin embargo tal inferioridad fue muy relativa porque la primera expulsión llegó a falta de diez minutos y la segunda en el tiempo añadido, según manifestó el propio técnico melillense. “Los jugadores están un poco dolidos y en su pensamiento está el tirar hacia arriba”, comentó Felipe Sánchez y añadió que: “Soy consciente de que el calendario que nos viene no es fácil, pero también es cierto que tenemos que jugar contra todos. Este equipo no va a descender porque en el momento que finalicemos las ocasiones tirará para arriba. Es cierto que hemos realizado un par de partidos malos, pero en líneas generales el equipo está dando la talla y los jugadores están comprometidos. Nos sigue faltando el gol, pero estamos trabajando para buscar soluciones”, aseguró el míster azulino.
El próximo sábado el filial unionista se medirá al Loja CD, equipo recién descendido de Segunda División B, y lo hará a partir de las 11:00 horas en el Campo Federativo de La Espiguera”.
Al final del partido en Marbella la afición local despidió al equipo melillense con insultos hacia algunos de sus jugadores e incluso Felipe Sánchez recibió el impacto de una lata de cerveza casi llena. Los reflejos del técnico melillense impidieron que el objeto impactase en la cabeza y se estrellara en el cuerpo. El árbitro, que estaba a cinco metros de los hechos, no quiso poner nada en el acta alegando que no vio el lanzamiento, por lo que el delegado del equipo melillense se negó a firmar el acta.
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