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Docentes y alumnos de la Facultad de Enfermería enseñan a los ciudadanos las maniobras de la reanimación cardiopulmonar. Los más pequeños prestaron especial atención
Si ve a una persona tendida en el suelo e inconsciente, no lo dude: corra a socorrerla. Este es el principal mensaje que los profesores y estudiantes de la Facultad de Enfermería quisieron trasladar ayer a los melillenses. Docentes y alumnos instalaron una carpa en la plaza de las Culturas para enseñar a mayores y pequeños las maniobras RCP (Reanimación Cardiopulmonar). Se trata de una de las actividades organizadas por el centro con motivo de la celebración de su patrón, San Juan de Dios.
Según María Angustias Sánchez, vicedecana de la Facultad de Enfermería, una ambulancia puede tardar en acudir al lugar de los hechos entre seis y diez minutos. De ahí la importancia de que todos los ciudadanos sepan hacer una reanimación cardiorespiratorio.
Tres pasos
Según Jessica Samper, estudiante de cuarto de Enfermería, los pasos básicos son tres. “El primero es asegurarse de que la víctima no responde utilizando estímulos verbales y físicos. En caso de no dar señales de vida, tenemos que encargar a alguien que llame al 112 para poder practicarle un masaje cardiaco. Para ello, es necesario colocar a la persona en el suelo. Según Samper, independientemente de que la persona sufra lesiones físicas, lo prioritario es aplicar las técnicas RCP. “El tiempo corre en su contra, así que la intervención tiene que ser inmediata”, dijo.
El paso siguiente consiste en abrir la vía aérea: mientras se empuja la frente hacia atrás con una mano, se utiliza la otra para levantar el mentón hacia delante. A continuación, se pasa a hacer las compresiones cardiacas. “Con las manos sobre el pecho hay que aplicar treinta combinándolas con dos ventilaciones, en el caso de adultos y niños”, señaló. Para esto último hay que colocar la boca sobre la de la víctima, taparle la nariz con los dedos y dar dos insuflaciones”, indicó. Explicó que si la reanimación se hace a un bebé, se emplearán dos dedos en vez de la mano y las comprensiones cardiacas serán 15, en lugar de 30. Otra de las diferencias que hay que tener en cuenta a la hora de asistir a un bebé es que uno no sólo tiene que cubrir su boca, sino también su nariz.
La vicedecana indicó que el masaje debe de durar hasta que el paciente responda o llegue la ambulancia. Mientras tanto, la reanimación tiene que continuar sin parar y respetando los ciclos de 30 comprensiones y dos ventilaciones. “Si hay una persona con la que te puedas intercambiar mejor, porque si la respuesta no es inmediata, las maniobras de reanimación acaban desgastando a uno”, indicó Samper.
Seguir el ritmo
La recomendación de Sanidad es que se hagan entre 100 y 120 comprensiones por minuto. Dado que es difícil calcular el ritmo, los docentes y estudiantes utilizaron temas como la Macarena o el famoso ‘Stayin alive’ de los Bee Gee para transmitir a los melillenses el ritmo a seguir a la hora de efectuar las comprensiones.
Los más pequeños, sin ser del todo conscientes de la importancia de estas técnicas, aprendieron las maniobras como si de un juego se tratase. “Antes que usar una terminología específica, les hemos enseñado todo con gestos que ellos imitaban. Además, hemos recomendado a los padres que grabasen los pasos a seguir para que los niños puedan repasarlos en casa”, dijo Clemente Portillo, estudiante de Enfermería.