La última encuesta del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad arroja algunos resultados referidos a Melilla que son sorprendentes. Entre las conclusiones destaca que el 45,7% de los ciudadanos residentes en nuestra ciudad asegure que su estado de salud en muy bueno, frente a la cifra del 26,5% de media en el conjunto del país. Las preguntas de la encuesta llevan implícita una respuesta compuesta a partes iguales por lo que es constatable y lo que sólo es percepción subjetiva. En ese 45,7% sin duda tiene mucho que ver nuestra manera de ser y nuestro natural optimismo. Además, somos una población joven en comparación con el resto de España y, lógicamente, en conjunto estamos menos afectados por los achaques de la edad.
El clima, la gastronomía, nuestros hábitos sociales... también pueden servir para explicar ese envidiable optimismo sobre nuestra salud, cuando en otros parajes del país es más habitual ‘alardear’ de dolencias, males y desgracias diversas.
Sin embargo, al margen de estos elementos para el análisis sociológico o psicológico, la encuesta arroja algunos datos muy preocupantes. Así, el 4,2% de los melillenses asegura que nunca ha acudido a la consulta de un médico. Y a ese porcentaje se suma otro 18% que aunque sí ha sido examinado alguna vez por un doctor, nunca ha acudido al dentista.
A la vista de estos datos, resulta alarmante ver cómo se mezcla optimismo y despreocupación, lo que puede ser entendido como insensatez o imprudencia. El desinterés de una parte de la población por someterse a los pertinentes exámenes médicos puede dar como resultado que su natural optimismo se dé de bruces con la realidad cuando ya sea demasiado tarde.