El Faro ha visitado la sala histórica del Grupo de Regulares nº52, la Unidad más condecorada del Ejército de España. El coronel jefe de Regulares, Ladislao Morellas, acompañó a este diario en un recorrido histórico y cultural a través del fondo museístico, que da fe de la singularidad y el espíritu de este grupo.
Según explicó Morellas, en sus inicios la Unidad lejos de pretender adaptar las costumbres peninsulares a los rifeños, lo que hizo fue coger sus costumbres y adaptarlas a la orgánica militar de la época. Esto se puede ver en su simbología y en la estética de las construcciones.
"Tenemos por ejemplo cómo la simbología es la de la zona. Vemos la estrella de cinco puntas, que representa generalmente al hombre dominando los cuatro elementos, vemos también la estrella de seis puntas, que la interpretación más comúnmente difundida es la unión entre el cielo y la tierra y vemos también la mano de Fátima, que representa como número cabalístico el 5, que es un talismán contra el pan de ojo y que puede representar los cinco pilares del Islam", señaló.
Nada más entrar en la sala histórica llama la atención las banderas, guiones y banderines de las diferentes unidades que componen o de las que son herederas el Grupo de Regulares nº52 como son grupo de Regulares Alhucemas nº5, Grupo de Regulares Melilla nº2 y el del Regimiento de Infantería Melilla nº52.
Como bien hemos mencionado anteriormente, esta es la Unidad más condecorada con 9 cruces laureadas de San Fernando y 33 medallas militares. Un reconocimiento muy difícil de conseguir. "Es tal el logro que debe alcanzarse, que es muy difícil que les sea concedida y tiene 9".
Dentro de las unidades herederas de la actual, es el Grupo de Regulares Alhucemas nº5 la que por sí sola es la más condecorada con 5 laureadas, seguida del grupo de Regulares Melilla nº2, que tiene cuatro laureadas y 15 medallas militares colectivas.
"Si uno trata de retrotraerse a la época en que fueron obtenidas estas condecoraciones, impresiona todavía más porque ya no solo significa un hecho heroico, significa mucha sangre derramada", señaló Morellas, que apuntó que durante los primeros años de pacificación del protectorado, el 75% de los jefes y oficiales causaron baja. "Eso da una idea del sacrificio que llevaron a cabo estas estas unidades".
Asimismo, en las paredes de la sala histórica encontramos cuadros de los jefes que ha tenido la Unidad a lo largo de su historia, destacando al primero de todos, el teniente coronel Valenzuela, que murió heroicamente en Tizzi Azza en 1923 al frente de la Legión. Como Valenzuela, muchos mandos que luego formaron parte de la Legión, se habían formado en las unidades de Regulares.
Una vez conocido el pasado de esta Unidad, pasamos a recorrer las distintas zonas de la sala en la que se exponen diferentes uniformidades que han llevado los Regulares a lo largo de su historia, recuerdos y representaciones de distintas estancias.
Si hay dos elementos que caracterizan a Regulares es su uniformidad y la nuba. Vestimentas que se exponen a lo largo de la sala histórica y a través de las cuales se puede conocer cómo han evolucionado a lo largo del tiempo desde el primer uniforme de rayadillo hasta el actual. Algunos no tuvieron mucho éxito ya que no eran prácticos en el combate, pero algunas prendas se mantienen hoy día. Hablamos de un zurrón típico de la zona denominado scara, que significa en árabe "militar", o el más que característico tarbush, también originario del norte de África.
"No parece muy práctico llevar este tipo de prenda en la cabeza porque parece un imán para las balas. De hecho, hubo una orden general del ejército del Protectorado prohibiendo el uso del tarbush durante las operaciones, orden que fue convenientemente desobedecida porque después de 11 años desde su creación y de combate, el espíritu de cuerpo que se había creado era muy fuerte y el tarbush era un símbolo de ese espíritu. No querían quitárselo".
Encontramos también el antecesor del sulham, la capa roja que llevan actualmente Regulares de Melilla. Era una prenda de abrigo muy cara que cada uno se pagaba de su bolsillo y que adornaban con todo tipo de florituras. También hay uniformes de representación y de instrucción.
Dentro de la exposición de uniformes, también destaca el de maestro de banda, que en Regulares de llama Nuba. La Nuba era un elemento de guerra que podía componerse de hasta unos 100 hombres que llevaban instrumentos típicos de la zona como la chirimía, el pandero o instrumentos de las bandas de guerra como el tambor o la corneta. La palabra Nuba procede de árabe, que significa turno. Según aclaró Morellas, en los palacios andalusíes solía haber una presencia permanente de músicos que entraban y tocaban por turnos, por nubas, y de ahí se adoptó el término.
"Ver caminando por los montes del Riff a cientos de hombres tocnado el tambor y la chirimía, debía de ser una imagen impresionante. Y para eso estaba, porque tenía un efecto psicológico".
Quizás uno de los elementos que más llaman la atención de la Nuba es la porra de mando. En la época de los tercio, aclaró el coronel jefe de Regulares, el sargento mayor llevaba una porra para mandar. Se clavaba en el asentamiento y los arrestados se iban a la porra. Como curiosidad, cabe destacar que de ahí viene la expresión "irse a la porra".
Una de las exposiciones más valiosas de esta sala histórica es un cuadro original del pintor Ferrer Dalmau que representa la toma del Gurugú.
Cabe destacar algunas de las obras sociales que también llevaron a cabo el Grupo de Regulares. No solo crearon poblados para que habitasen los soldados en las cercanías de los acuartelamientos, sino también orfanatos. "Estamos hablando de los años 40 cuando en España se vivía una situación muy difícil y aún así se hacían cargo de los huérfanos de los soldados Regulares". Unos orfanatos en los que se respetaban las costumbres de la zona. "No se pretendía que el que el soldado regular se adaptase a nada, era el Ejército el que oficialmente se adaptaba a esas costumbres y las respetaba", añadió.
Por otro lado, encontramos el despacho original del jefe del Grupo nº8. Muebles de estilo remordimiento, tallados con maderas nobles que había que traer desde la península ya que no eran comunes en la zona. Continuando con el mobiliario, encontramos una exposición con muebles y utensilios que se utilizaban en las primeras épocas y que servían para la higiene.
La higiene también connotaciones religiosas de antes del rezo. No es que hubiera poca mentalidad de higiene, es que había poca agua". Por este motivo, se colocaban perfumadores en los que se quemaba incienso.
Para finalizar la visita, llegamos al salón moruno. El coronel Morellas, quiso puntualizar que cuando se habla de moruno o moro, nunca es con una connotación negativa. "En los inicios de las unidades de Regulares, la tropa eran tropa indígena y los había oficial moro de primera, oficial moro de segunda y capitán moro. Se llamaban así y no tenía ningún otro tipo de connotación. Al final Moro viene del latín Maure, que significa de piel más oscura. Esa connotación posterior ha venido bastante después y la verdad es que es bastante lamentable".
El salón moruno es una obra de artesanía, que se realizó utilizando un radio de bicicleta y una cuerda para medir. Dentro de ella se ubica el busto del capitán moro Sidi Mohamed Buquera. Un hombre con mucha carisma que al retirarse, solicita al coronel seguir cobrando la pensión, pero en el grupo.
"El coronel extrañado se lo concede porque el día de la paga, una vez retirado, se venía al salón donde estaban los mandos del grupo y lo primero que hacía era invitar a una ronda de fino, al cual tenía bastante afición, y después proponía una partida de 421, un juego muy habitual en esta zona. Era muy afortunado y habilidoso con las manos, tenía la costumbre de ganar y el hombre salía contento con el fino y con un sobresueldo".
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