Los investigadores de la historia melillense siguen demandando la creación de un Instituto de Estudios Locales como los que existen en todas las CC.AA. y Ceuta. El presidente de la Asociación de Estudios Melillenses, Jesús Sáez Cazorla, y el expresidente y socio honorario de la misma entidad, Juan Díez, desgranaron ayer en un completo balance lo que han sido los 30 primeros años de existencia de la entidad, nacida en 1981 con el fin de fomentar “el estudio y divulgación de la temática melillense” en los más distintos ámbitos del conocimiento.
De tal modo, Jesús Sáez no sólo radicó los precedentes de la asociación en las reuniones informales de melillenses como Juan Rutllant y el cronista oficial de Melilla, Rafael Fernández de Castro, así como en los trabajos iniciales del que fuera un destacado investigador de la historia de nuestra ciudad, Constantino Domínguez; sino que situó el germen de la entidad “en una incipiente democracia, donde una amalgama de militares, profesores de institutos, coleccionistas, estudiantes, intelectuales y comerciantes, lograron captar el interés del Estado, el Ayuntamiento y el Ejército” hasta conseguir que “por primera vez nos planteáramos en Melilla la historia como algo popular, consensuado y participativo, conformado por nuestras propias publicaciones y trasmitiéndolas incluso a la prensa”.
Francisco Saro Gandarillas, que recientemente presentó el diario de Miguel Fernández de Loaiza sobre Sitio de Melilla del siglo XVIII, fue el primer presidente de una directiva que integraban además el actual presidente Jesús Sáez, el profesor José Luis Alcalá Vargas, el que fuera diputado y senador nacional por Melilla, Julio Bassets Rutllant, y el actual decano del Colegio de Abogados de la ciudad, Blas Jesús Imbroda, que actuaba como secretario.
Con el escudo de Melilla en el centro de la Puerta de Santiago a modo de descriptivo símbolo de su compromiso con la recuperación de la historia melillense, la AEM inició hace 30 años una intensa labor que, a través de sus diferentes presidentes, le ha permitido desplegar más de 500 actividades en estas tres últimas décadas: desde excursiones (143), hasta conferencias 8140), publicaciones (93), exposiciones (80); cursos (30) y proyecciones (20).
Más de un 30% de las actividades celebradas se han llevado a cabo precisamente con Jesús Sáez Cazorla como presidente, pero también fue my prolífica la época del historiador Vicente Moga al frente de la presidencia de la AEM, o la de José Luis Blasco López.
Jesús Salafranca, Eduardo Morillas, Juan Díez y Francisco Saro completan la relación de presidentes de estos 30 últimos años.
El nacimiento de la AEM estuvo impulsado en gran medida por la inexistencia en Melilla de un Instituto de Estudios Melillenses. Una aspiración que siguen demandando todos sus miembros, puesto que, como subraya Jesús Sáez, “Melilla es la única autonomía que no cuenta con un instituto de estudios locales”.
La AEM cuenta con una hermosa sede en Melilla la Vieja: en concreto, la antigua Sala de Armas del Almacén de San Juan, que le fue concedida en tiempos del alcalde de UCD, Rafael Ginél Cañamaque. No recibe ayudas ni subvenciones, salvo que las demande para actividades muy concretas. Su principal fuente de ingresos son las aportaciones mensuales de 20 euros de sus casi 200 socios y su trabajo es, sin embargo, el de una auténtica institución.
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