El ministro declara que hay dos maneras de hacer política, “con cabeza y a cabezazos”. El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció que no viajó a Melilla “porque éste era un problema que se solucionaba en Rabat”, a la vez que dijo que no era necesario “porque los agentes saben que cuentan con mi apoyo”. Así lo declaró en una entrevista concedida a la cadena Ser, en respuesta a las voces que pedían su comparecencia en la ciudad para respaldar a las fuerzas de seguridad españolas antes de que viajara a Marruecos.
El ministro socialista justificó su respaldo a la Policía al recordar que ya manifestó públicamente que en Melilla se respetaban “escrupulosamente” los derechos humanos, declaraciones con las que desmentía el “giro racista” denunciado por Marruecos.
Tras recordar la reunión que mantuvo con su homólogo marroquí, Rubalcaba señaló que los incidentes ocurridos en la frontera ya “están superados”, y subrayó que estos altercados se han solucionado “como se resuelven entre amigos: mejorando la cooperación”, en clara alusión a las dos comisarías conjuntas que se establecerán en Algeciras y Tánger.
“Aznar sabía que no ayudaba”
En sus declaraciones, el titular del Interior aseguró que la relación con el país vecino es “estratégica y prioritaria” para atajar los “riegos que vienen de África”, entre los que citó la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y el terrorismo.
Así, reiteró que los “incidentes” de las últimas semanas se han resueltos y forman parte “del pasado” al quedar claro que España y Marruecos “son países vecinos, amigos y aliados con retos comunes.
Considera por ello “inconveniente” la visita a Melilla de Aznar, un ex presidente al que se presupone “prudencia y respaldo al Gobierno”, pero que en este caso tiene “la mala costumbre de hablar mal del Gobierno, dentro y fuera de España. Dentro es malo, fuera es peor”, censuró.
Rubalcaba se mostró por tanto muy crítico con el comportamiento de la oposición durante las últimas semanas y subrayó que “no hemos sentido la ayuda del PP que ha tratado de meter palos en la rueda del Gobierno”, señaló.
Además, añadió que dado que Aznar conoce “perfectamente” la relación con Marruecos, el ministro no contempla la posibilidad de que Aznar no supiera que con esa visita “no ayudaba para nada” a las gestiones emprendidas por el Gobierno para resolver un episodio que, de hecho, en ese momento ya estaba “casi cerrado”.
“Con cabeza o a cabezazos”
La conclusión del ministro es que existen dos formas de concebir las relaciones internacionales y, en particular, la relación con Marruecos, “o con la cabeza o a cabezazos. Nosotros creemos que es mejor emplear la cabeza, y parece que al PP le gusta mucho más la política de los cabezazos”, indicó, una estrategia que defendió, pues según dijo, “la aplicada en los últimos años es más útil” para los intereses de España.
“Yo creo que es el criterio que hay que utilizar. Yo lo utilizaría, pero al final aquí la gente vota. Todo el mundo ha hecho lo que tenía que hacer”, añadió.
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