El Rotary Club Melilla ha celebrado esta pasada semana un encuentro de sus miembros y simpatizantes más cercanos con ocasión de la visita a la ciudad del gobernador del Distrito rotario 2203 al que pertenece el club local.
Según fuentes del club, la visita de Javier Igarza Fernández constituyó un "auténtico respaldo" a la labor de los rotarios melillenses que, en el presente año, bajo la presidencia de Juan Bellver, han logrado continuar con su labor solidaria en pro de los sectores más necesitados de nuestra sociedad.
Javier Igarza viajó acompañado de su esposa y del que hace dos años fuera también gobernador del Distrito, Arturo Alagón, quien aprovechó la ocasión para hacer llegar al Club la mención destacada de la que fue merecedor durante la presidencia ejercida por el doctor Salvador Saavedra y que, por causa de la pandemia, no pudo ser entregada hasta ahora en un acto presencial.
El acto, por demás, constituyó un reconocimiento a la labor llevada a cabo igualmente por la antecesora de Juan Bellver al frente del club, la conocida psicóloga melillense Julia de Juan, así como a la comprometida gestión que desde su cargo como delegada del gobernador realiza Ana Belmonte.
Además, fue un auténtico "motivo de alegría" culminar la velada con la incorporación a la membresía rotaria de la joven Sara Tapia-Ruano de Juan, "que aportará sin duda savia nueva a la entidad y abrirá nuevas posibilidades de acción cultural desde sus conocimientos como licenciada en Bellas Artes y Conservadora".
Fue el actual presidente, Juan Bellver, quien se encargó de reflexionar sobre la realidad de un club que logró refundarse en 1996 tras sesenta años de paréntesis y en el que las mujeres, desde su primera presidenta Margarita López Almendáriz, hasta la siempre recordada Sol Salama, siempre han tenido un destacado papel.
Bellver, al igual que el gobernador, no pasó por alto la situación actual de guerra en Europa y centró su invocación en la necesidad de fomentar la paz poniendo por ello en valor los principios vertebrales del rotarismo en pos de la fraternidad, el entendimiento y la buena armonía entre los pueblos y naciones que conforman nuestro mundo.
Asimismo, hizo un repaso detallado de los proyectos en los que ha participado el Rotary Club de Melilla durante este año y que en parte han continuado iniciativas anteriores, encaminadas a paliar los efectos de la pandemia en los sectores más vulnerables o a proseguir apoyando la clínica dental del Ceti. Todo ello sin olvidar las aportaciones locales a la campaña mundial de la polio, liderada por la Fundación Rotary desde hace décadas.
Su discurso finalizó con un especial reconocimiento a Ana Belmonte “por su infatigable entrega al Club y al Distrito” y un sentido recuerdo al fallecido odontólogo Rafael Carroquino, cuya huella en los corazones de los rotarios melillenses es tan profunda como permanente.
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