La Fiscalía de Melilla pidió ayer que un hombre fuese condenado a una pena de un año y nueve meses como presunto autor de robo con fuerza en las cosas. Según recogía en su escrito acusatorio, el individuo forzó la puerta metálica de un almacén haciendo uso de un machete y rompió el cristal de seguridad para acceder a su interior. De la nave se llevó 100 euros en metálico, herramientas y más de mil metros de cableado, entre otros objetos. El valor de los artículos sustraídos ascendía a 65.000 euros. Además, los daños han sido valorados en 3.460 euros.
Estos hechos tuvieron lugar el 19 de abril de 2015 y fueron ayer enjuiciados en la sala del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla. El acusado aseguró que jamás había cometido un robo y que la persona que lo acusó ante la policía, su primo, lo hizo a causa de la mala relación que mantienen.
Según expuso el procesado, los trabajadores de la nave del robo lo conocían porque él se suele estar cerca limpiando coches. “Desde que empecé a trabajar por allí se rompió la relación con mi primo”, apuntó. “Los que trabajan en la nave me conocen y saben que soy buena gente”, agregó.
El siguiente en declarar fue un trabajador del almacén. Según contó, cuando llegó a la nave al día siguiente del robo vio que faltaban máquinas y material, que habían roto el cristal de seguridad y que se habían llevado 100 euros de una caja fuerte.
El hombre explicó que visualizaron la grabación de una cámara de seguridad, situada frente al almacén afectado, pero no se puede distinguir los rostros de los que intervinieron en el robo. “Se ve cómo salen con las bolsas de plástico de la nave, pero no las caras”, dijo el testigo. Sobre el acusado, afirmó que lo conocía porque solía trabajar por la zona. “Incluso me ha limpiado el coche alguna vez”, reconoció.
El principal testigo y primo del acusado, que fue la persona que lo delató ante la policía, no se presentó en el juicio, pese a que había sido debidamente citado.
No obstante, se contó con la declaración de varios agentes de la Policía Nacional encargados de la investigación de este caso.
El primero de ellos relató que, al llegar a la nave, se encontró con la verja forzada, el cristal de la ventana roto y con el interior del almacén revuelto. “Hablamos con un guarda que había por la zona pero nos dijo que no había escuchado nada”, apuntó.
Un segundo agente expuso que, en el visionado de las cámaras de seguridad se veía cómo tres personas participaban en el robo. “Se ve cómo rompen la ventana y cómo sacan las cosas de la nave, y se las llevan cerca de la caravana de un guardia, que estaba aparcada por la zona”, contó.
Según siguió explicando, contactaron con el propietario del vehículo y con el hijo y, al mostrarle las grabaciones, el hijo reconoció a su primo y a otra de las personas que intervino en el robo.
“Nosotros no lo reconocimos porque no era conocido nuestro”, aclaró el policía investigador. Según dijo, llegaron a la conclusión de que los ladrones debían “conocer bien la zona” porque se movían con soltura.
Tras escuchar todas las versiones, la fiscal solicitó el dictado de una sentencia condenatoria para el encausado. La defensa, por su parte, reclamó la libre absolución de su cliente e insistió en que no existían pruebas de cargo que desvirtuaran su presunción de inocencia. En su derecho a la última palabra, el procesado insistió en que era inocente. “Nunca he robado”, sostuvo.
El caso quedó visto por la magistrada para dictar una sentencia.
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