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Zapatero afirma que no habrá problemas con Melilla y Ceuta si se hace una política inteligente

El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid, 61 años) se ha mostrado convencido de que la propuesta de autonomía para el Sahara Occidental sería el punto de partida para resolver un conflicto que se ha extendido por 50 años en los que "nada se ha movido", lo que obliga a "buscar nuevos caminos".

De hecho, según ha resaltado en una entrevista a El País, el camino de la autonomía fue respaldado por él mismo desde 2008 hasta 2011, por lo que entiende como un "acierto" la decisión del presidente Pedro Sánchez de calificar la posición de Marruecos como "la más creíble, seria y realista".

Para Rodríguez Zapatero, esto no supone un giro histórico o un cambio en la política española de las últimas décadas, sino su "confirmación explícita". Hacerlo "por escrito", en su opinión, ha sido "sincero y valiente".

De acuerdo con el expresidente socialista, "considerar la propuesta marroquí  como una solución viable está alineado" con lo que dicen las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas desde 2007, donde "se acogen con beneplácito los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos por hacer avanzar el proceso hacia una solución", mientras que no hay valoración sobre la propuesta presentada por el Frente Polisario.

Así, Rodríguez Zapatero ha concluido que entender como favorable la propuesta de autonomía es la posición de España desde 2008 y no está fuera del marco del Consejo de Seguridad. Además, como cree en una solución "pactada" y "pacífica", le "parece bastante racional pensar que una posible autonomía sea algo mejor para los ciudadanos de Sahara" y que se trata de una posición "que interesa a España, a su seguridad, a su política exterior, a su estabilidad".

Sobre si la decisión de España sobre el Sahara puede verse como una "exigencia de Marruecos", ha subrayado que cuando él apoyó la propuesta de autonomía no recibió "ningún tipo de amenaza ni de chantaje" ni existió la rección que ha habido ahora, lo que ocurre es que, a pesar de que hay "coherencia política", la decisión de Sánchez se ha convertido en una noticia de alto impacto porque "no estaba en la agenda mediática".

Rodríguez Zapatero ha dejado claro que incluso el programa electoral del Partido Socialista en 2019 hablaba de "una solución política justa, duradera y aceptable para todas las partes", que prevea la libre determinación del pueblo saharaui y que respete ese principio.

En ese sentido, el socialista ha recordado que el final del proceso de autonomía es que el pueblo saharaui vote y ratifique o no un acuerdo político, por lo que "ellos van a tener siempre la última palabra".

Por otro lado, considera que lo que ha hecho Sánchez es "clarificar" y "ratificar" que la posición de España es "constructiva", algo que Marruecos necesitaba después de lo ocurrido con Brahim Gali y por lo que ha devuelto a su embajadora a Madrid, tras 10 meses de ausencia.

También ha insistido en que España no es mediadora en un conflicto que involucra a Marruecos, el Frente Polisario, Argelia y Mauritania, donde la opinión española cuenta como la alemana o la francesa.

En tanto, ha mostrado su cofianza en que el método con Argelia "fue el mejor o el único posible". Se trata, ha dicho, de un país con el que hay que "intentar tener las mejores relaciones", aunque es "un equilibrio difícil".

Al mismo tiempo, ha recalcado que el Gobierno se va a explicar en el Parlamento, "que es lo que tiene que hacer".

A la vez, ha subrayado que hay que ser "muy cuidadoso con lo que representan Ceuta y Melilla". "Cualquier ciudadano español sabe que Ceuta y Melilla son dos ciudades autónomas con las que el Gobierno de España debe tener una especialísima atención" y "apoyo", ha destacado. No obstante, desde su óptica, no habrá problemas con ambos territorios si se hace una política "inteligente".

En torno a ambas ciudades, ha agregado que "la primera obligación del Gobierno es ser muy sensible a lo que representan". "Estamos, obviamente, ante una cuestión de Estado" por lo que hay "que entender más que nunca al Ejecutivo", ha expresado.

Como ejemplo, ha puesto el apoyo que le dio en el Parlamento al Gobierno de José María Aznar cuando la crisis de Perejil, "más allá de lo que pensara, porque los intereses era mayores". Luego, como presidente, "trabajé para que no volviera a haber un Perejil y el Rey pudiera visitar Ceuta y Melilla".

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