Roba un móvil, da un puñetazo en la boca al dueño y le reclaman 21 meses de cárcel

Agentes de la Guardia Civil vieron que tiró el teléfono al suelo y que la víctima tenía una herida

Un individuo se enfrenta a una pena de 21 meses de prisión y a una sanción de 360 euros por ser el presunto autor de un delito de robo con violencia y de otro delito leve de lesiones. Según sostiene la Fiscalía en su acusación, el procesado propinó un puñetazo en la boca a otro hombre para robarle el teléfono móvil en las inmediaciones del paso fronterizo de Beni Enzar. Luego, al ser sorprendido por la Guardia Civil, arrojó el terminal al suelo.

El encausado acudió este miércoles al juicio que se celebró en la sala del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla por estos hechos, que supuestamente tuvieron lugar el 20 de julio de 2016, en torno a las 23:45 horas.

Una vez en la sala, el juez preguntó al procesado si no prefería llegar a un acuerdo de conformidad, que conlleva una rebaja de la pena condicionada al reconocimiento de la culpabilidad. “No me voy a conformar con hechos que no he cometido”, dijo. El encausado aseguró que no había nada de cierto en la acusación de un robo con violencia. De hecho, apuntó que la persona que lo denunció era, en realidad, “un amigo”.

El acusado explicó ante el juez que el día de los hechos el denunciante le había prestado el teléfono para que hiciera una llamada. “Me puse nervioso por la persona con la que hablé por el móvil y en un momento tiré el dispositivo al suelo, por el enfado”, relató.

Empujado por el denunciante

Entonces, el denunciante reaccionó de mala manera con él, siempre según el encausado. “Me dijo: ‘¿por qué lo has tirado al suelo?’; luego, me empujó”, afirmó el individuo. La fiscal le preguntó si él no respondió al empujón del otro hombre, a lo que el encausado aseguró que no.

De hecho, contó que lo que hizo fue agacharse para recoger el móvil y devolvérselo a su propietario. “Él lo cogió y volvió a empujarme”, expuso el procesado. Según apuntó, en esta ocasión sí que le respondió al empujón del denunciante.

De acuerdo con la versión del encausado, dos guardias civiles se acercaron a él y el querellante al ver que se estaban enfrentando. Entonces, el denunciante aprovechó para mentir a los agentes y decirles que el procesado le había intentado robarle el teléfono, a lo que el encausado no pudo defenderse en el momento, puesto que no hablaba castellano.

Además, según el acusado, él no ocasionó ninguna lesión al querellante. Apuntó que las heridas que aparecen en el parte médico eran anteriores al día de los hechos.

El denunciante no se presentó este miércoles a la cita judicial.

La Guardia Civil interviene

Quienes sí declararon fueron los dos agentes de la Guardia Civil que intervinieron al observar una reyerta. El primero de ellos señaló que los vieron “de lejos peleándose” y que, cuando se aproximaron, el denunciante tenía una herida en la boca. “Vimos cómo el acusado tiró el móvil al suelo”, agregó.

Según matizo, aunque los vio “enzarzados”, no presenció la supuesta agresión que ocasionó la lesión del denunciante.

El segundo guardia civil expuso que, aunque se encontraba a unos 50 metros de distancia, vieron el altercado entre el acusado y el querellante. El primero de ellos tenía el móvil en la mano, aseguró, hasta que los agentes se les acercaron.

La fiscal consideró que el hombre debía ser condenado y aclaró que, a la vista de sus antecedentes penales por robos con violencia, se opondría a la suspensión de su ingreso en prisión. Por el contrario, la defensa pidió la absolución.

En su derecho a la última palabra el encausado sostuvo que su intención nunca fue robar a su amigo. “Yo no me dedico a esas cosas”, zanjó. El caso quedó visto por el juez para dictar una sentencia.