El titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla tendrá que decidir si condena o absuelve a un individuo acusado de un delito de robo con violencia en grado de tentativa. Según recoge la Fiscalía en su escrito, el procesado dio un tirón a una joven para robarle el teléfono móvil. No obstante, no consiguió su propósito debido a la reacción de los testigos, que persiguieron al hombre y consiguieron recuperar el teléfono. Esto ocurrió el 14 de agosto del año pasado en la calle General Villalba. La fiscal pidió ayer que el encausado fuese condenado por estos hechos a una pena de dos años de prisión.
El acusado no compadeció en la vista, pero esta pudo desarrollarse en su ausencia, ya que el castigo que se le pide no supera los dos años de cárcel. De lo contrario, el juicio se hubiera tenido que suspender. La principal perjudicada, la víctima del robo, tampoco acudió a su cita a los juzgados.
El plenario contó con la declaración de un testigo del robo. El hombre explicó ante el juez lo que presenció el día de los hechos: “Vi que el individuo zarandeaba a una muchacha y le robó el teléfono móvil”, dijo. “Los vecinos que lo vimos salimos corriendo detrás de él y conseguimos cogerlo”, continuó contando. Esta persona aseguró que, cuando retuvieron al procesado, este llevaba encima el dispositivo sustraído.
El testigo afirmó en el juicio que no perdió en ningún momento de vista al acusado desde que inició su huida hasta que fue retenido por varios ciudadanos. Según sostuvo, era imposible que hubieran cazado a la persona equivocada, ya que este llevaba encima el móvil robado. “Yo mismo recuperé el teléfono”, incidió en la vista.
El hombre, que trabaja en una de las naves del polígono de Sepes, lamentó que este suceso se diera casi a diario por esta zona de la ciudad. “Esto es lo del día a día allí, es lo típico, lo que pasa es que no siempre se denuncia”, comentó.
Por otro lado, testificó uno de los agentes de la Policía Local que detuvieron al procesado después de recibir un aviso. Según explicó, varias personas tenían retenido al individuo y la joven reconoció que el teléfono era suyo.
La letrada que defendía al procesado señaló que el defendido en todo momento había negado los hechos y que la propia víctima dijo en comisaría que, por la rapidez con la que transcurrió todo, no podría reconocerlo. Por ello, pidió la libre absolución de su defendido.
La fiscal, por su parte, solicitó que fuese condenado aunque, al carecer de antecedentes penales, no se opuso a que se suspendiera su ingreso en prisión.
El caso quedó visto por el juez para dictar una sentencia.
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