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Retretes averiados, olor a orina y papeleras arrancadas, en el Parque Hernández

l Algunos baños de esta zona verde están deteriorados y llevan tiempo sin ser reparados.

El Parque Hernández es quizá el más bello de Melilla. Ubicado en pleno centro de la ciudad, son muchos los melillenses, tanto los vecinos de la zona como los venidos de otros lugares, que se acercan a esta zona ajardinada repleta de árboles, espacios para el recreo de los niños y fuentes. Muchas fuentes.
El agua fluye por doquier en este parque. Bien manando de los caños de las fuentes, bien a través de los aspersores que riegan las plantas. Sin embargo, el líquido vital lleva un tiempo sin llegar a un lugar donde es tanto o más necesario.

Baños sin reparar
En los cuartos de baño situados en la zona opuesta a la Plaza de España, junto a la entrada por la calle Luis de Sotomayor,  el cartel de averiado lleva tiempo ante sus puertas. Sin embargo, según algunos operarios de limpieza consultados por El Faro, las reparaciones se están haciendo esperar.
En la otra entrada al parque hay otros retretes pero, según afirma un trabajador de limpieza que prefiere no revelar su nombre, “no son suficientes para toda la gente que viene aquí”. Aparte, quedan algo lejos  si se accede al recinto por Luis de Sotomayor, lo que está teniendo un efecto que nadie desea.
El olor a orines junto a algunos bancos y árboles cercanos a los retretes averiados es notable. Así están reaccionando algunos irresponsables a la avería en los baños.
Aunque el Parque Hernández cuenta con vigilantes de seguridad,  en las horas con menos afluencia, al caer la noche, algunos desconsiderados aprovechan para hacer sus necesidades en el suelo.  
No es el único problema en la zona. El operario de limpieza muestra algunas puertas de los retretes que han sido objeto de la acción de los vándalos. En algunas, la cerradura ha sido arrancada. En otras, es el propio pomo de la puerta lo que ha desaparecido.
Ésa es la parte más afectada por los desperfectos. Pero si nos acercamos al área infantil, justo a su entrada se advierte una papelera que alguien intentó arrancar de cuajo. Sin éxito, pero los efectos de la gamberrada saltan a la vista.
Mientras, los niños se divierten en los columpios y toboganes ajenos a lo que pasa fuera  de la zona de juegos. Todos los entretenimientos parecen en buen estado, según indicaron a El Faro algunas madres que observaban a sus pequeños mientras jugaban.

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