El Real Instituto Elcano, una fundación privada, apartidista e independiente, dedicada a estudiar las relaciones de España en el contexto internacional, hizo ayer un retrato del yihadista español.
Según el informe ‘Terroristas, redes y organizaciones: facetas de la actual movilización yihadista en España’, se trataría de un joven de entre 15 y 29 años, nacido en Melilla o en Ceuta.
Este perfil lo han ido elaborando los investigadores del Instituto Elcano con los datos de los supuestos terroristas detenidos en nuestro país desde el año 2013.
El estudio advierte del carácter “único” de las dos ciudades autonómas, con una amplia capa de la población de origen o ascendencia musulmana, que ronda casi el 50% de la población en Melilla.
También incide en que la radicalización que ha llevado a los terroristas a cometer, por ejemplo, la masacre de París, se debe a la falta de identidad de musulmanes de segunda generación.
Con los datos de este informe en la mano, sólo podemos concluir que el 75% de los detenidos en España desde 2013 por yihadismo habían nacido en Melilla y Ceuta.
Cabe entonces preguntarse si estamos ante una radicalización real o preventiva. Que sepamos, en la ciudad, al menos tres de los detenidos por yihadismo en 2014 en La Cañada, están en libertad con fianzas de 1.000, 2.000 y 3.000 euros. Desde el Instituto Armado se defienden: “Todos los arrestados en operaciones de la Guardia Civil siguen en la cárcel”, señalan.
Conocida es la rivalidad entre los Cuerpos de Seguridad, pero vamos a lo que vamos: ¿Vivimos en la cuna española del yihadismo o no? ¿Las operaciones policiales están bien amarradas? ¿Se nos están escapando los yihadistas por resquicios legales?
Ésas son las respuestas que necesitamos de las Fuerzas y Cuerpos del Estado, cuyos sindicatos y asociaciones ayer exigían más agentes para vigilar los pasos fronterizos de la ciudad y uniformes más cómodos para afrontar esta situación de alerta en nivel 4 que vive nuestro país.
Somos una ciudad multicultural y no podemos caer en la tentación de temer al otro. No lo hacemos. Convivimos en paz. No podemos permitir que las estadísticas, los informes y hasta las operaciones policiales criminalicen a los musulmanes, porque estarían criminalizando a media Melilla.
Queremos estar seguros y desde el 11-S una mayoría de ciudadanos aceptó ceder cuotas de libertad en aras de la seguridad. Pero no confundamos churras con merinas.