El Resucitado llena de color las calles de Melilla

  • El trono de la Virgen del Rocío se encontró con el Cristo en la Plaza de España pasadas las 14:00 horas. El Domingo de Resurrección puso fin a una semana de pasión y fervor

Jesucristo ha resucitado. Ese es el mensaje que pregonaron ayer  los tronos del Cristo y el de su madre, la Virgen del Rocío que recorrieron ayer las calles de Melilla llenándolas de color y dejando atrás el luto del pasado Viernes Santo. Se trató de la última procesión de Semana Santa, la de Domingo de Resurrección.

Pasadas las nueve y media de la mañana, la Virgen del Rocío, de la cofradía del Cautivo de Medinaceli, volvió a salir de su casa hermandad en el barrio de la Victoria para asistir al Encuentro con su Hijo ya resucitado. De este modo, los que se perdieron la salida del Cautivo el Jueves Santo o la Soledad del viernes, tuvieron una nueva oportunidad para ver uno de los momentos más espectaculares de la Semana Santa melillense. El trono, exornado con distintos motivos florales, brilló durante todo su recorrido. La novia de Melilla lució, además, su corona, que se adquirió en 2016 y que fue realizada en la Orfebrería Antonio Santos de Sevilla.

Salida del Cristo

A unos metros de la sede canónica de la Novia de Melilla, en la casa hermandad de la cofradía de la Flagelación, se estaban ultimando los detalles para iniciar el cortejo procesional del Cristo Resucitado. Las flores empleadas en el exorno floral del trono son blancas y amarillas, los colores de la bandera de la Ciudad del Vaticano.

Salió a las diez de la mañana, arropado por un numeroso público entre los que se encontraban visitantes de la península. Los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Flagelación marcaron el ritmo del cortejo.

Durante siete horas de procesión, el Cristo fue recorriendo las calles de la ciudad. Las escalinatas de la calle Paso de la Soledad  requirieron máxima precisión de los hombres y mujeres de trono La maestría y el tremendo esfuerzo de los portadores para continuar con el cortejo es un acontecimiento que fue seguido por decenas de personas desde varios balcones.

Otro momento simbólico tuvo lugar en la avenida Castelar. Numerosos niños fueron presentados al Cristo Resucitado. Los pequeños fueron colocados lo más cerca posible del rostro del Cristo, lo que culmina el rito de la presentación y su petición de protección. Finalmente, continuó su marcha por las calles López Moreno y Ejército Español para encontrarse con su Madre.

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