El Consejo Interterritorial volvió a abordar ayer las restricciones de cara a Semana Santa y el puente de San José, prevaleciendo las medidas de cierre y de control sobre la movilidad ante el riesgo de que los contagios de coronavirus aumenten y, por tanto, más muertes. En el caso de Melilla se aboga, primero, porque siga habiendo restricciones y, segundo, porque haya consenso entre todas las autonomías para evitar diferencias.
Melilla no está para hacer experimentos y menos después de confirmarse el pasado martes la muerte de otra persona por covid y de continuar con los contagios hasta aproximarnos a los 500 casos. No son datos buenos, además de que hay pacientes que siguen ingresados en la UCI y casos graves hospitalarios. No hay nada más sagrado que la salud, debe ser el referente que mueva o motive cualquier tipo de decisión que vaya a adoptar el Gobierno para no tener peores consecuencias.
En la agenda política no puede haber nada de mayor peso que no sea el respetar una seguridad para todos, que pase por el respeto a unas restricciones que servirán de protección a los más débiles, a los que están expuestos a ser contagiados por un virus sin siquiera habersedesplazado de su hogar, por la presión ejercido por asintomáticos.
Mientras no haya más protección que la que impone cada uno, habrá que hacer primar la cautela sobre cualquier otra cosa.