La responsabilidad personal, un factor vital para recibir la ayuda

Las hermanas de María Inmaculada no dan la ayuda por que sí. Hay una trabajadora social y dos coordinadoras de la ludoteca Hermana Eucaristía que se ocupan de conocer bien a las familias que demandan la ayuda en este centro. Y se hace una labor con las personas que la reciben para que sean responsables, es decir, que cuando encuentran algún trabajo, aunque sea de pocas horas, o una ayuda de la Administración a nivel económico, lo trasmiten a las hermanas.

Gracias a esta responsabilidad que asumen las familias, renuncian a alguna de las aportaciones que reciben y se destina a otros ciudadanos necesitados. Los usuarios del centro de María Inmaculada saben que hay muchos en la cola para recibir la atención de las hermanas y si logran un trabajo, lo comunican. Quizás no necesiten la ayuda de desayunos y otros puedan contar ahora con esa aportación.

No obstante, si esta persona perdiera la ayuda de la Administración o el trabajo, podrían recuperar de nuevo la aportación de María Inmaculada. Esta fluctuación hace que las ayudas vayan variando de familias y se llegue a más gente.

Ayudas públicas y privadas

Las hermanas hacen varios tipos de entregas de ayudas. Las familias de las que tienen documentación y cumplen con los requisitos que se demandan desde las entidades públicas reciben las oficiales. La gran mayoría encaja aquí y se cubre con la subvención de la Consejería de Políticas Sociales.

Pero luego tienen un grupo de familias que no tienen ningún tipo de documentación y a ellas les hacen llegar productos que consiguen de donaciones privadas.

La formación

Pero sin duda una importante ayuda que prestan las hermanas de María Inmaculada son los talleres para mujeres extranjeras. En el curso de alfabetización se incluyen clases de costura, también hay otro de limpieza de hogar, economía doméstica y de primeros auxilios. Y para el futuro, verán la demanda que hay en la sociedad y tomarán la decisión de si forman a estas mujeres para el cuidado de ancianos o de niños.

El objetivo es que estas mujeres aprendan castellano y no dependan de ningún familiar para comunicarse y, además, dotarlas de autonomía a nivel económico a través de formación para el trabajo. Y esa independencia que quieren dar a estas mujeres también parte por que aprendan a solicitar una cita con el médico o en cualquier Administración por teléfono y por internet, además de dotarlas de autoestima. “Se sienten escuchadas y ellas mismas en los cursos, trabajamos en su autovaloración”, indicó la hermana Reyes a este periódico.

El año pasado sin Covid había en cada clase entre 25 y 30 mujeres y ahora, con la pandemia hay 15 como mucho y van por turnos. De hecho, en el centro han tenido que hacer conciliación familiar. Muchas mujeres son las encargadas de llevar y traer a los niños al colegio y adecuan los turnos del curso con los de sus hijos en los centros educativos.

Y otra ayuda para las mujeres en situación de riesgo social es la escuela infantil que tienen las hermanas de María Inmaculada en el centro. Son 30 los niños de 2 años que están con ellas por la mañana.

150 niños y jóvenes

La formación va más allá de los adultos en la ludoteca Hermana Eucaristía, donde hay 70 mujeres por la mañana recibiendo cursos, y es que en horario de tarde son 150 niños y jóvenes los que reciben apoyo escolar. Además, en la zona de guardería se usa por la tarde para otras 70 mujeres y el curso de alfabetización y costura.

Ha cambiado mucho la forma de organización en la ludoteca con la pandemia, mientras que antes entraban de 16:00 a 20:00 horas en las aulas, ahora están distribuidos por turnos de 16:00 a 17:45 horas y el segundo es de 18:00 a 20:00 horas. Ahora solo se centran en el apoyo escolar, ya que a los niños y jóvenes les cuesta completar las horas de formación que no dan en los colegios. Si ya era complicado conseguir que estudiaran, ahora tienen mucho más trabajo en casa y se les hace cuesta arriba.