Editorial

Respetar los tiempos

El colectivo ecologista Guelaya es una organización sin ánimo de lucro que realiza un extraordinario trabajo en Melilla en defensa del medio ambiente. Cuenta con décadas de experiencia en ese campo y su labor de concienciación y de aldabonazo a los poderes públicos es innegable. Guste más o guste menos, esta entidad vela muy de cerca por las cuestiones medioambientales; recientemente fue fundamental para parar unas obras en Aguadú que estaban destrozando el ecosistema de la zona.

Sin embargo, no ha sabido medir los tiempos con respecto al nuevo consejero de Medio Ambiente, José Ronda. Diez días después de que asumiera sus responsabilidades en este importantísima área del Gobierno, los ecologistas ya le plantean sus exigencias en un escrito que se ha dado a conocer ayer y que recoge una larga lista de cuestiones pendientes, que van desde la delimitación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) hasta la ubicación de Endesa, pasando por la poda de árboles, entre otros muchos asuntos.

Resulta curioso que Guelaya presente este escrito a José Ronda y, sin embargo, no lo hiciera con su antecesor en el cargo, Manuel Ángel Quevedo, ahora al frente de la Presidencia de la Autoridad Portuaria. Quevedo llegó a la Consejería a primeros de julio y se fue en octubre con lo que el colectivo ecologista tuvo tiempo más que suficiente para poner sobre su mesa lo que ahora, diez días después, le urge a Ronda.

Medio Ambiente es uno de los departamentos más importantes y complejos de todo el Consejo de Gobierno. Sus competencias son amplísimas y las leyes que le afectan, tanto españolas como europeas, son una enorme maraña de normas que necesitan una permanente puesta al día de sus técnicos.

Es verdad que se abren muchos frentes en la Consejería de Medio Ambiente y que Melilla necesita soluciones en otros tantos temas pero no es menos cierto que el titular del departamento debe tener un tiempo mínimo de cortesía para poder hacerse con todo el volumen de información que existe en ese área, saber cómo están los distintos proyectos, asumir cuáles son las cuestiones prioritarias y entonces actuar en consecuencia.

Guelaya no ha explicado por qué de pronto les han entrado estas prisas. Pensemos que existe la buena voluntad de tratar de poner al consejero al día de los asuntos pendientes pero no se puede olvidar tampoco que la portavoz del Gobierno, Fadela Mohatar, los acusó de no haberse quejado nunca ante el último Ejecutivo local de cuestiones como el destrozo en el parque Lobera y el colectivo haya reaccionado lanzando un torpedo contra el recién llegado titular de Medio Ambiente.

 

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