Se tuvo que actuar rápido, de improviso y como se pudo en aquellos momentos. Así recuerdan los principales sindicatos del sector educativo de Melilla el inicio de la pandemia. Hace ya un año de la irrupción del coronavirus puso a toda la sociedad en jaque y entre ellos la comunidad educativa. El Faro ha hecho un repaso de lo sucedido con CSIF, CCOO, UGT, SATE-STEs y ANPE Melilla para arrojar luces y sombras sobre las dificultades y retos que se han presentado en el sector educativo en este primer año de crisis sanitaria derivada por la pandemia del COVID-19.
Los primeros en cambiar de inmediato la forma de desarrollar su actividad fueron los centros educativos. La actividad lectiva de la enseñanza pasaba de ser presencial a tener que llevarse a cabo de forma telemática a través de medios tecnológicos. Una labor de adaptación que tuvo que llevarse a cabo de la noche a la mañana y con un gran esfuerzo tanto por parte del profesorado melillense como de las familias. “En 24 o 48 horas tuvieron que empezar a dar clases online y videoconferencias; utilizaron el ordenador con los móviles, con cualquier medio electrónico o telemático que tuvieran a su alcance”, recuerda Ricardo Jimeno, secretario general de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras. En muchos hogares había incluso solo un ordenador que en ocasiones tenía que ser compartido entre toda la familia y eso requería también un esfuerzo extra para poder coordinar el teletrabajo y la educación a distancia.
Desde los sindicatos se solicitó al Ministerio de Educación y Formación Profesional que promoviese “el uso de plataformas homogéneas, de manera que tanto docentes como alumnos no tuvieran que recurrir a herramientas diferentes en cada caso, en función del centro o nivel educativo”, indican desde la Federación de Enseñanza de la Unión General de Trabajadores (UGT). Por otra parte, desde la Administración se ejecutaron diversas partidas destinadas a recursos materiales tanto tecnológico para la docencia como de protección para los centros educativos, pero reiteran desde las organizaciones sindicales que “nunca va a ser suficiente”, señalan desde CCOO.
En este sentido, también denunciaron la falta de información en un primer momento a los miembros del comité de Salud Laboral de la Dirección Provincial del ministerio de Educación sobre los protocolos y medidas de seguridad. A esto también suman la falta de información acerca de la incidencia en los centros educativos, que SATE-STEs también indice en que esta ha sido “muy escasa o nula” y que “no ha permitido establecer con seguridad si el alumnado ha sufrido la pandemia en niveles similares al conjunto de la población o no y, por tanto ha impedido concluir el grado de seguridad de los centros educativos”.
Posteriormente, al comienzo del siguiente curso, el Ministerio de Educación apostó por la enseñanza presencial y para que pudiese llevarse a cabo en la Ciudad Autónoma con el gran volumen alumnado melillense y la falta de espacios, se optó por hacer dos turnos por la mañana y por un incremento del profesorado. A este incremento de docentes se le llamó ‘cupo covid’. Según CSIF Educación, este cupo llegó tarde: “en todas las comunidades lo tenían el 1 de septiembre y nosotros los tuvimos entre finales de octubre y principios de noviembre”.
Estábamos muchos días diciendo en prensa que tenía que haber un cupo covid y al final el mínimo. Además, este sindicato que también costó al principio que se sustituyeran las bajas que se estaban dando entre el profesorado porque se contagiaban. Hubo incluso directores que estaban haciendo sustituciones. “Una cosa que no lo hemos visto nunca. Fue una situación muy difícil que consiguieron sacar los compañeros y los equipos directivos hacia delante”, explica Ramírez.
Con los turnos el horario escolar del alumnado también se ha reducido a la mitad y eso significa también que se reduce el currículo de algunas materias, “cuando no su desaparición total”, apuntan desde SATE-STEs. Por ello, se ha insistido en numerosas ocasiones en la necesidad de haber aumentado espacios u horarios para que esos desdobles no generaran la limitación de horario del alumnado.
En ese sentido, el presidente de ANPE Melilla, Sergio Rincón, también señala que esa carencia de espacios por las altas ratios de alumno por aula “es muy gordo”, y destaca que además de que materias tan importantes como Lengua y Matemáticas se hayan visto reducidas, las más perjudicadas pueden ser Música, Educación Física o Plástica, que han visto que se ha perdido “prácticamente toda su actividad lectiva”.
La pandemia y el confinamiento decretado para la contención de los contagios ha puesto de relieve los numerosos problemas estructurales que padece el sector educativo de Melilla, y otro, además de la falta de espacios y de personal docente, es la brecha digital entre el alumnado. “La falta de medios tecnológicos y formativos por parte de la administración obligaron a los centros educativos y docentes a reinventarse en un tiempo récord, así como a hacer uso de sus propios recursos personales y económicos para poder garantizar que ningún alumno viera, a pesar de las circunstancias, interrumpida su educación”, indican desde UGT. Este sindicato critica que, sin embargo, después de un año “poco o nada se ha avanzado en este sentido: la regulación del teletrabajo, está aún en pañales, y los alumnos de familias desfavorecidas aún no han recibido los tan anunciados medios”
Aunque la parte más difícil ha sido el último trimestre del curso 2019-2020, en la que profesorado y alumnado reconoce que ha sido agotadora, todos han tenido que adaptarse y aprender cómo funcionan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), y para presente curso, el de 2020-2021 tienen que tener en cuenta estas herramientas telemáticas como un complemento más a la formación presencial que “es insustituible”, tal y como señala Jimeno desde CCOO.
Por su parte,Rincón, asevera que el profesorado se ha dado cuenta, tras esta experiencia, que hay que formarse en esas nuevas tecnologías y por eso aún tienen encima de su cabeza “la espada de Damocles” por si los encerraban otra vez y así “poder atender de la mejor forma posible a su alumnado”. “No sabemos lo que va a pasar ni cuándo se van a ceder espacios para poder atender a los alumnos con el horario lectivo al cien por cien; porque todo el mundo debe tener en cuenta que los docentes están trabajando mucho más de lo que trabajaban cuando no había pandemia al tener que dividir por grupos, preparar las clases, y, además, dejar espacios de tiempo para la desinfección de las aulas”, añade.
Jimeno considera que la capacidad de reacción y adaptación por parte del profesorado “fue admirable” ya que esa resiliencia de la comunidad educativa les permitió avanzar en un trimestre y medio que resultó muy difícil tanto para el colectivo docente como el de las familias. En este sentido, todos los sindicatos expresaron su admiración y agradecimiento a estos colectivos. Desde CSIF señalan que que nunca se va se va a reconocer y agradecer todo este esfuerzo que hicieron docentes y alumnado para sacar todo eso adelante; por ello, una vez más, el vicepresidente de este sindicato, Sergio Ramirez, quiso reiterar este agradecimiento a estos colectivos.
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