Empate justo, aunque insuficiente para las aspiraciones de Betis Deportivo y Melilla de salir de la zona de descenso -se quedará en el puesto de Promoción- y engancharse a la de ‘play off’ de ascenso, respectivamente. El filial sigue sin perder desde que su ‘pichichi’, Loren, promocionara al primer equipo, aunque sumar de a uno no le vale, al tiempo que los norteafricanos, que regalaron prácticamente una primera parte en la que se encontraron con un gol al final casi sin buscarlo ni merecerlo, acumularon argumentos de sobra en la segunda para haber volteado el marcador, aunque también pudieron caer. Fue esta reanudación un periodo de porteros, pues Tanis y Tienza se erigieron en salvadores de los suyos.
De inicio, claro dominio de los heliopolitanos, cuyo entrenador apostó por una alineación que daba cierta continuidad a lo exhibido en la Copa RFEF, al menos en cuanto a la elaboración, con los juveniles Jaime, Abreu y Rober sobre el terreno de juego. Pronto se pondrían por delante los anfitriones, que habían avisado por medio de Uche, si bien sería Aitor Ruibal el que, a los once minutos, aprovechaba el mano a mano con Tanis, gracias a un fenomenal control orientado y mejor pase interior de Kaptoum, artífice de un ataque fulgurante iniciado por el meta Sergio Tienza. Un tanto tempranero que despertó a los azulinos. Tanto es así que la defensa verdiblanca hubo de despejar enseguida una pelota sin dueño, propiciada por Yacine en un córner. Eso sí, el intercambio de golpes prometía, pues, antes de cumplirse el minuto 21, Abreu asistía a Rober en el corazón del área, aunque Odei se cruzaba milagrosamente ‘in extremis’, como en el disparo peligroso de Raúl Uche en el 32 y en un comprometido balón suelto dos más tarde. Previamente, un centro-chut del propio Abreu no llegó a cabecearlo a bocajarro Nacho Aznar por muy poco.
El cuadro norteafricano trató de imprimir una mayor intensidad a su juego, ya que las combinaciones verdiblancas era rápidas y fluidas, pero los hombres de Manolo Herrero llegaban tarde y algo acelerados, por lo que se fueron cargando de tarjetas. A once del intermedio, Yacine no acierta, algo escorado, a castigar una falta de entendimiento entre Tienza y Nacho, aunque la sensación era que, pese a lo apretado del marcador, el Betis Deportivo tenía todo más o menos bajo control, pues el Melilla, que acusaba la eficaz presión alta de su rival en la salida, apenas inquietaba tampoco de verdad la portería local. Hasta que apareció Boateng en el 38: el ghanés controló un buen pase por dentro de Lolo Garrido y, con un derechazo cruzado, convertía su séptimo tanto de la temporada. Un jarro de agua fría para el filial, que se las prometía muy felices hasta entonces. En la recta final del primer tiempo, paso al frente de nuevo de los de José Juan Romero, dispuestos a rehacerse por la vía rápida, aunque Odei estorbaría lo justo a Uche para que éste no pudiera remachar un servicio desde la línea de fondo de Aitor.
Ya en la reanudación, comenzó avisando Roberto Abreu, que robó un balón en campo contrario y mandó un derechazo que tuvo que despejar a córner con apuros Tanis muy cerca del larguero. El mismo protagonista en verdiblanco percutía en la siguiente acción por la derecha, desviando la zaga antes de que Aitor o Uche la engancharan en el área pequeña. Más cerca estaría del gol si cabe Yacine, que cabeceaba a bocajarro una falta colgada por Ibarbia para que Sergio Tienza se luciera para enviarla a saque de esquina. Había salido con más lucidez el Melilla, exitoso en el achique y con una clara predisposición a la remontada. Así, Juanma la tuvo en el ecuador de esta fase, pero cabecearía desviado por poco.
Las alternativas se sucedían, generalmente por errores ajenos, si bien los guardametas evitarían males mayores. Como Tanis, certerísimo en un zurdazo raso de Abreu (67’) y, sobre todo, en un mano a mano con Aitor Ruibal, que había recibido de Iván Navarro y que abortó con la yema de los dedos (79’). El balón parado seguía siendo el mejor argumento de los norteafricanos, aunque Yacine, absolutamente libre de marca, remataba desviado con la testa en una falta colgada por Zelu. Antes, Carlos Blanco se cruzó milagrosamente en un disparo desde la frontal de Pedro que se envenenaba.
No hubo tiempo para mucho más, pues ambos prefirieron guardar la ropa que nadar a mar abierto de manera temeraria.
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