Categorías: Política

Regulares y Artillería, ganadores de las Medallas de Oro de la ciudad

También se concedieron, sin el beneplácito de la oposición, los premios de la Policía Local de Melilla a Florentino Villabona y José Luis Martín Tapia.

La sesión plenaria de carácter extraordinario celebrada en la jornada de ayer en el Palacio de la Asamblea se saldó con la concesión de varias medallas y reconocimientos a distintos particulares y colectivos de la ciudad, aunque la mayor parte de ellas estuvieron revestidas de cierta polémica, sobre todo las que se otorgan por parte de la Policía Local, ya que la oposición criticó la “falta de consenso” mostrada por el Gobierno local a la hora de elegir a los galardonados.

No obstante, donde no hubo cabida para los reproches, fue en la concesión de las Medallas de Oro de la Ciudad al Grupo de Regulares y al Regimiento de Artillería, premios aplaudidos desde la bancada del Partido Socialista (PSOE) y la de Coalición por Melilla (CpM), pues remarcaron que este año había predominado el acuerdo y el diálogo entre las diferentes formaciones políticas de la ciudad para escoger a los agraciados.

Así pues, el diputado socialista Amín Azmani, le indicó al presidente del Ejecutivo local, Juan José Imbroda, que esta debería ser “la tónica habitual” en las relaciones entre Gobierno y oposición, pues aseguró que los melillenses “están cansados de tanta crispación”.

Si en estos puntos no hubo lugar para la crítica, no ocurrió lo mismo con la concesión del título de protector del patrimonio cultural local a la Asociación de Estudios Melillenses. Si bien los partidos de la oposición estuvieron de acuerdo en que se reconociera la labor de esta institución, Azmani remarcó que el Gobierno local mantenía “una postura incomprensible al respecto”, pues consideró que éste no se preocupaba del patrimonio de la ciudad en base a hechos como las obras del Teatro Kursaal o las actuales relaciones con el Colegio de Arquitectos.

La polémica estuvo centrada en las Medallas de la Policía Local, que se concedieron al antiguo jefe superior de la Policía Nacional, Florentino Villabona Madera y al magistrado José Luis Martín Tapia. En este sentido, el grueso de las críticas vino de mano de los cepemistas, pues en el primer caso señalaron que no era adecuada la concesión del galardón por la intervención del comisario en algunos asuntos de relevancia política de la ciudad, mientras que, en lo que a Martín Tapia se refiere, apuntaron, hacia posibles conexiones entre el poder judicial y la Ciudad Autónoma. Además, se reprochó duramente el hecho de que no se consultara a los partidos de la oposición ni a los trabajadores del cuerpo de Policía Local para decidir quién se merecía las medallas, aunque tal afirmación fue desmentida por el consejero de Seguridad Ciudadana, Ramón Antón.

En el caso concreto de Villabona, el líder de CpM, Mustafa Aberchán, subrayó que había estado implicado en varios casos que afectaban a personajes políticos de la ciudad, por lo que consideraba “incorrecto” concederle el premio. Además, matizó que era “poco razonable”, pues el comisario había ejercido ese mismo puesto en otras ciudades españolas durante más tiempo sin que se le reconociese su labor.

Por su parte, el máximo dirigente del PSOE, Dionisio Muñoz, espetó a Antón que “el premio no es la Medalla del Consejero, sino la de la Policía Local”, pues consideró que no se había consultado a los trabajadores del cuerpo para concederla, sino que se había hecho de manera unilateral. De igual modo, criticó que su aprobación se realizara en una comisión convocada de manera urgente y a la que no pudieron asistir los grupos de la oposición.

Todo ello fue desmentido por el consejero de Seguridad Ciudadana, quien defendió a capa y espada la labor de Villabona y remarcó que sí se habían hecho eco de las peticiones del cuerpo a la hora de concederle la Medalla. Por otro lado, recordó que su labor a lo largo de todos sus años en la ciudad fue intachable, y que las críticas de la oposición eran una “desfachatez” por ponerla en duda. 

Así pues, se le concedió la Medalla sin consenso alguno, pues finalmente el PSOE se abstuvo en la votación, mientras que los cepemistas decidieron votar en contra.

Similares argumentos se pusieron sobre la mesa en el caso de Martín Tapia, aunque en esta ocasión Aberchán insinuó que la Ciudad demostraba su “imparcialidad” dándole el premio a un magistrado, al tiempo que volvió a reiterar que el Gobierno local tiene conexiones con el poder judicial.

Más cauto se mostró Muñoz, quien apuntó al Ejecutivo autonómico que “se había equivocado”, ya que la propuesta debería haber sido respaldada por los trabajadores del cuerpo. Además, subrayó que debates como el que se estaba viviendo en aquel momento “hacían un flaco favor a los premiados, ya que sus nombres quedaban manoseados”.

Así pues, el premio vio luz verde con los votos en solitario del Grupo Popular, aunque momentos antes Antón volvió a defender el consenso con el que se decidió otorgar el premio, al tiempo que le indicó a Muñoz que la Delegación del Gobierno propuso a Martín Tapia para el mismo tiempo, por lo que aseguró no entender las críticas de los socialistas.

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