Una veintena de ex alumnos de La Salle de Melilla disfruta hasta mañana de un viaje relámpago a Melilla con motivo del 50ª aniversario desde que finalizaron sus estudios en este centro educativo melillense.
Ayer la promoción de La Salle 1964–65 fue recibida en el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea por la vicepresidenta primera, Cristina Rivas, y el consejero de Educación, Antonio Miranda. El portavoz del grupo, Antonio Beltrán Rubio, explicó ante los medios de comunicación que, en su caso, desde que abandonó Melilla no ha tenido la oportunidad de volver hasta ahora. En estos días que ha pasado en la ciudad ha podido comprobar cómo ha cambiado la fisionomía de Melilla. Tanto así que lamentó que los edificios en los que vivió ya no existen. “Hemos encontrado una ciudad mucho más bonita. Yo he buscado las casas en las que viví y no he encontrado ninguna, han desaparecido. Mi padre trabajaba en Gaselec y vivíamos justo encima de la fábrica. Esas casas las han tirado y han hecho otras nuevas. Es ley de vida”, señaló con resignación. Los comentarios sobre la actualidad informativa de Melilla es ineludible en este encuentro: “En la península recibimos mucha información sobre el problema de la valla, pero en el ambiente en las calles no se nota absolutamente nada. Está todo como yo lo recordaba”, concluó Beltrán. Hoy acudirán al colegio La Salle, donde recibirán la insignia que dan a los antiguos alumnos que vuelven de visita.
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