Entramos este viernes en la recta final de una brillante Semana Santa, cuya continuidad va a estar garantizada por dos cuestiones fundamentales: la importante afluencia de público, que se va incrementando año a año, y la implicación cada vez mayor de los jóvenes, que participan en todos los preparativos de las procesiones con verdadero entusiasmo y dejando muy claro que hay relevo. A modo de ejemplo se podría hablar aquí de la reciente creación del Grupo Joven de la parroquia Castrense, que se desvive por la Cofradía del Humillado, que tiene sede canónica en dicho templo.
Es estupendo ver la de jóvenes que participan activamente en las procesiones, en el antes y en el después. Todos cumplen alguna función, desde crear las maravillosas alfombras para su Sagrados Titulares hasta colaborar la preparación de las flores que van en el exorno del trono, o tocar su instrumento favorito en las agrupaciones musicales, imprescindibles en estos eventos. Y ahí están también llevando los tronos o los pasos, yendo de nazarenos, de mantillas o con el incienciario... Todos cumplen una misión y todos quieren hacerla a la perfección.
Por eso debemos ofrecerles el mejor de nuestro reconocimiento, animarlos a continuar en esa línea como depositarios que son de nuestras tradiciones más arraigadas. El gusto por la Semana Santa se traspasa de padres a hijos y a nietos; ya se ve la tercera generación asomando desde que Melilla recuperara su vocación semanosantera allá por la década de los años ochenta del pasado siglo XX. Ellos van a ser el futuro de esa representación plástica de las bases de nuestra fe cristiana, ellos van a liderar las cofradías, innovarán y mantendrán liturgias y sus antecesores sentirán la satisfacción de haber dado un magnífico ejemplo de cómo hay que hacer las cosas.
Se ha visto mucha gente este año en las salidas de los tronos y pasos. Ello, aún cuando también han sido muchos los melillenses que han aprovechado las vacaciones escolares para desplazarse fuera de la ciudad, bien rumbo a la penínula o a Marruecos. También es cierto que ha venido un buen número de visitantes que, según nos cuentan, se han quedado muy sorprendidos por la riqueza de nuestra Semana Santa, que no se esperaban algo similar a lo que han visto y que no descartan volver el año próximo para disfrutar de las procesiones de Melilla.
Tampoco se les pasa por alto la curiosidad de ver pasar los tronos por debajo de las luces (apagadas, por respeto) que felicitan el Ramadán a los musulmanes a lo largo de toda la Avenida. Y es que Melilla es así: Semana Santa, Purim, Ramadán y el Holi hindú todo al mismo tiempo como prueba palpable de la interculturalidad melillense, una de sus principales señas de identidad y un patrimonio inmaterial de primera magnitud que exportar al resto del mundo.
Hoy saldrá la procesión oficial de Melilla, la del Santo Cristo Yacente de la Cofradía del Nazareno, la más antigua de la ciudad y lo hará presidida por el comandante general, Luis Sáez Rocandio, en representación de Su Majestad el Rey. Con él estarán las principales autoridades melillenses encabezadas por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, un auténtico enamorado de la Semana Santa de Melilla, que no se pierde ni una desde el Domingo de Ramos al de Resurrección.
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