La decisión de Francia de reducir la concesión de visados a ciudadanos de Marruecos, Argelia y Túnez amenaza con desencadenar un aumento del número de migrantes irregulares, dispuestos a arriesgar su vida en el mar para alcanzar Europa a través de las costas de España e Italia, advirtieron este sábado organizaciones locales de defensa de los derechos humanos.
El anuncio desató el malestar del régimen argelino, que este miércoles convocó al embajador francés en Argel, François Gouyette, para transmitirle "una queja formal contra la decisión unilateral del gobierno francés, que afecta a la calidad y a la fluidez de la circulación de ciudadanos argelinos a Francia".
Y formó parte del diálogo que el viernes mantuvieron el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, con su homólogo Ramtam Lamamra, durante la visita oficial del primero a la capital argelina.
Según Francia, en el fondo de la polémica destaca la negativa de estos países a facilitar el retorno de aquellos que lograron entrar en Europa de manera irregular, el aumento del número de mafias que se lucran con el mercadeo de seres humanos y su mejor organización.
Todos los obstáculos que se pongan a la entrada regular de migrantes "repercuten de forma negativa y suponen una ventaja para aquellos que se dedican al comercio ilegal de personas", coinciden en advertir tanto el Forro Tunecino para los Derechos Sociales (FTDS) como la Liga Argelina para los Derechos del Hombre (LEDDH).
El número de "harragas" argelinos (migrantes irregulares en dilalectal árabe) que llegan a las costas españolas crece de forma constante desde hace tres años y constituye ya la primera nacionalidad de los que arriesgan su vida en el Mediterráneo Occidental y la ruta Canaria, muy por delante de los marroquíes.
Según cifras facilitadas por las fuerzas de Seguridad de España, en el primer semestre de 2020 llegaron un total de 1.699 argelinos, 948 marroquíes, 781 de Conakry, 682 malienses, mientras que la quinta posición corresponde a 581 de nacionalidad desconocida.
Las estadísticas muestran, asimismo, que a lo largo del primer año de la pandemia arribaron a las costas españolas 2.142 embarcaciones clandestinas con más de 20.000 personas, y que se constató que al menos 1.717 perecieron ahogadas.
"Los movimientos migratorios vuelven a ser noticia en Argelia, uno de los pocos países del mundo que constituye una zona de salida, tránsito y destino. Durante las últimas semanas, miles de argelinos han cruzado el Mediterráneo, principalmente hacia las costas españolas, destino final para algunos y zona de tránsito hacia Francia para muchos otros", explica el periodista Ryad Hammadi, redactor del diario opositor argelino "Tout sur l'Algerie".
"Además de estos peligrosos cruces, miles de argelinos abandonan legalmente el país cada año hacia Francia, Canadá y otros destinos. Estadísticas previas a la crisis sanitaria mostraban la presencia en Francia de 15.000 médicos formados en Argelia.
En Canadá, hay 110.000 argelinos, la mayoría graduados", explica el periodista, que se pregunta que va a pasar con esta migración regular en un momento de explosión del negocio irregular.
Según el Centro español para la Identificación de Migrantes el número de argelinos que llegó de forma clandestina a España en las dos últimas semanas excedió de los 1.700, más que en el primer semestre de 2020.
El incremento del flujo ha multiplicado igualmente el número de muertos y desaparecidos frente a la costa este de España, pese a que el modo de operar de las mafias argelinas es más efectivo que el de aquellas que actúan en Túnez y en Libia.
La mayor parte de los "harragas" se embarcan en pequeñas lanchas motoras que cubren el trayecto entre Orán o Mostaganem (Argelia) y Mojacar y Carboneras (España) en apenas cinco horas por un precio que oscila entre los 2.500 y 5.000 euros el pasaje.
Una vez en España, tratan de no ser detenidos para evitar la expulsión inmediata y el retorno a su país, que significaría años de cárcel.
Sin embargo, otros muchos se aventuran en barcas más precarias, como la que la semana pasada naufragó frente a la costa de Argelia, y desaparecen en el mar sin dejar rastro debido a la carestía del sistema de rescates en Argelia, dejando un amplio poso de preocupación en las familias y dando pábulo a historias macabras sobre los llamados "barcos de la muerte".
"Las autoridades españolas no incineran a los ahogados", tuvo que aclarar esta semana la Liga Argelina de los Derechos Humanos".
"Son conservados en la morgue e identificados. Si no, se les entierra con un número de expediente" a la espera de que alguien pueda reclamarlos.
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