Alrededor de 2.500 subsaharianos han intentado acceder a Melilla saltando la valla que separa la ciudad de Marruecos. Delegación del Gobierno ha informado que han conseguido 491, sin embargo, muchos se han quedado a mitad de camino. Durante al menos una hora, más de 10 personas se quedaron en lo alto de la valla sin atreverse a bajar ante la presencia de las fuerzas de seguridad españolas.
Todos los que finalmente acababan bajando, ya fuera por su propio pie o por las escaleras que les ponían, eran entregados sistemáticamente a Marruecos. Algunos de ellos necesitaban incluso ayuda para andar, cuando los llevaban los guardias civiles españoles y al ser pasados al lado marroquí. Uno de ellos se llama Peter, quien iba cojeando mientras avanzaba entre la maleza que hay junto a la valla en ese lado.
Detrás de él había tres compañeros cuyo cansancio llegaba a tal punto que cayeron al suelo y uno de ellos empezó a toser. Los militares marroquíes aseguraron que iban a recibir atención médica.
Cabe destacar el caso de un varón, que subido a lo alto de la valla, negociaba en francés con los GRS de la Guardia Civil. Pedía por favor que no lo devolviesen y decía "me quiero morir". Aseguró a los agentes que llevaba 10 años intentando llegar a Europa.
Al menos 2.500 subsaharianos han intentado entrar a la ciudad española de Melilla este miércoles a primera hora y cerca de 500 de ellos lo han conseguido. Numerosas patrullas de la Guardia Civil, que contó con la colaboración de la Policía Nacional, se desplazaron al lugar con el apoyo del helicóptero para contener a tal cantidad de personas. Al otro lado, las fuerzas de seguridad marroquíes también habían desplegado un amplio dispositivo.
La Delegación del Gobierno en Melilla ha informado que los inmigrantes iban provistos de garfios, palos, piedras y otros elementos para el salto. Señalan que hay tres guardias civiles heridos y que tres subsaharianos han sido atendidos por heridas leves a pie de valla.
Todos los inmigrantes que han logrado pasar han corrido hacia la carretera más cercana, de donde se han dirigido al centro de inmigrantes de Melilla. Muchos gritaban de júbilo ‘boza free’, saltaban y mandaban saludos, sin embargo, muchos otros se mostraban exhaustos, tenían sangre, heridas, necesitaban ayuda para andar e incluso tenían el rostro lleno de tierra.
Mientras, más de 10 personas quedaron encaramadas en lo alto de la valla. El proceso para bajarlos duró más de una hora y los agentes españoles tuvieron que usar escaleras para bajarlos. Finalmente, fueron llevados entregados a las autoridades marroquíes y una vez controlada la situación, las patrullas se fueron del lugar.
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