Por fin sabemos que las negociaciones iniciadas allá por septiembre de 2018 para la reapertura de la aduana comercial siguen avanzando y nos han anunciado que para el mes de enero próximo ya estará operativa. Una gran noticia, aunque empañada por la demora en que aún no sea una realidad y porque aún me quedan dudas sobre la efectividad del anuncio, pues ya sabemos cómo se las gasta Marruecos en esto de los acuerdos y los tiempos. Hay que reconocer a nuestros hábiles y arduos negociadores su perseverancia en estos cuatro años y su voluntad para seguir negociando unos cuantos meses más.
No voy a hacer más críticas sobre las informaciones – o, mejor dicho, falta de información concreta y veraz - que nos han ido transmitiendo estos años sobre la gestión del problema por parte de nuestro Gobierno, pero sí quiero dejar constancia que la propia directora general de Aduanas, desde el principio, nos dijo que no hay nada ‘técnico’ que negociar y que era un tema político. Tampoco es cierta la ‘justificación’ en que Marruecos basó esa decisión unilateral pues, según dijeron, era para defender los intereses de su puerto y potenciar el tráfico de contenedores y ahora, por lo visto, ya no somos un peligro para sus intereses. Lo cierto es que la poca mercancía que llega a Nador en buques portacontenedores es en el 90% procedente de terceros países -principalmente de China- y es la misma, aunque en menor cantidad que la que pasaba por la aduana de Melilla hasta que lo prohibieron hace más de cuatros años. No me ha dado tiempo a actualizar la estadística con los datos de Nador en 2022. En Melilla, ninguno desde julio de 2020.
Pues si no había nada técnico que negociar y la razón esgrimida por Marruecos ya no existe ¿por qué esperar hasta enero para volver a poder a pasar expediciones documentadas por la frontera terrestre desde Melilla? Me gustaría saber qué es lo que el colega marroquí y gran amigo del ministro Albares le habrá contado para estar tan contento y satisfecho después de cuatro años de estar tomándonos el pelo.
Me alegra la reapertura de la aduana, como no podía ser de otra forma, pero me satisface más por acabarse con una injustificada acción para asfixiar a Melilla por parte de Marruecos que por el efecto económico que puede producir a las comerciantes de nuestra ciudad. No me cabe duda alguna que cuando se permitan pasar mercancías les van a aplicar al otro lado de la frontera todas las trabas y dificultades para su importación como vienen haciendo con las que se mandan desde Melilla vía Almería. Pero al menos podremos intentar competir y recuperar parte del tráfico que se realizaba por la aduana hasta agosto de 2.018.
Me preocupa la frase repetida -con amplia sonrisa- por la delegada del Gobierno y la secretaria general del PSOE en Melilla -con satisfacción indisimulada- de que la reapertura “se hará de forma ordenada y gradual”. Llevo cuarenta años realizando declaraciones aduaneras en Melilla y unos veinticinco en la península en distintas dependencias de puertos y aeropuertos peninsulares y les puedo asegurar que no hay nada más ordenado y controlado que el tránsito de mercancías por una aduana y, por tanto, me pregunto ¿en qué consiste que se hará de forma ‘ordenada’? Y lo de ‘gradual’ me suena hasta gracioso: ¿Será que van a permitir el paso de solo algunas mercancías seleccionadas por Marruecos o que, por ejemplo, solo se podrá exportar los lunes, miércoles y viernes en una primera fase y ya veremos cuándo se pone en marcha la segunda y tercera? La verdad es que no tiene gracia ni justificación alguna. A ver si algún día ambas políticas lo tienen a bien y nos dan una explicación de en qué consiste ‘en forma ordenada y gradual’.
Lo que no me ha gustado nada es que en la Dirección General de Comercio y en la Dirección General de Diplomacia Económica tuviesen, respectivamente, ninguna o poca idea de la negativa de Marruecos a permitir el paso de mercancías en régimen de viajeros desde Ceuta y Melilla. Lo de ‘ni un danone’ se hizo viral, pero debo entender que -aunque haya habido abundante repercusión en los medios de comunicación locales y nacionales- la información no les ha sido transmitida oficialmente desde la Delegación del Gobierno en Melilla. Pero lo que más me preocupa es que ni nuestro ministro -ni su amigo marroquí- hayan dicho cuándo y cómo se va a aplicar un régimen de viajeros equitativo y recíproco a las mercancías que portan los visitantes cuando llegan a uno u otro lado de la frontera. Esas pequeñas compras no comerciales darían mucha vida a los comerciantes de Melilla y Ceuta.
Mi pregunta es: ¿En qué fase y en qué fecha van a terminar de ‘avanzar’ las negociaciones para que el paso fluido de mercancías sea una completa realidad? Esta es la gran pregunta. La respuesta, como siempre, está en el viento…