La Autoridad Portuaria de Melilla reabrió ayer el paseo del espaldón, un dique de unos 550 metros que antiguamente era utilizado como paseo marítimo y que, pese a ser sometido a una mejora hace unos años, tuvo que ser cerrado al empezar a ser una zona de entrada irregular de inmigrantes al puerto.
El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, y el presidente de la Autoridad Portuaria, Miguel Marín, inauguraron ayer el paseo del espaldón. Aunque no precisó datos, Marín aseguró que se ha reducido “de manera sustancial” la presión migratoria que sufría esta zona por parte de menores y adultos que trataban de llegar a los barcos que conectan con la península para viajar a Europa como polizones.
El responsable de la Autoridad Portuaria afirmó que este dato mejorará todavía más “en los próximos meses” gracias a la nueva caseta de seguridad que se ha habilitado en el tramo final del paseo, desde la que la Guardia Civil y la Policía Portuaria controlarán la zona de manera permanente.
Esta reducción de las intrusiones ha sido posible mediante la instalación de vallas antiintrusión más altas que las que había antes y nuevas cámaras de seguridad. Otra de las acciones desarrolladas fue la instalación de concertinas, medida que fue criticada por diversas organizaciones que trabajan a nivel nacional.
Para Marín, con esta reapertura se devuelve este espacio a todos los melillenses, un lugar del que, según sus palabras, se habían apoderado los inmigrantes irregulares, que “campaban a sus anchas” por esta zona.
Por su parte, Imbroda afirmó que la Autoridad Portuaria ha tenido “buen criterio” a la hora de “blindar” el acceso irregular al puerto mediante el paseo del espaldón, lo que supone una “política de ciudad” que ha permitido recuperar “uno de los paseos más bonitos de Melilla, quizá el que más”, y que también tiene un valor añadido al ser “el clásico de toda la vida”.
Para esta reapertura, la Ciudad, a través de la Consejería de Coordinación y Medio Ambiente, ha colaborado con una reparación de los revestimientos y el mobiliario del espaldón peatonal, lo que ha supuesto una inversión de 38.058 euros para instalar nuevas barandillas, fundamentalmente.
Por su parte, la Autoridad Portuaria ha destinado 96.500 euros para la construcción de la caseta de vigilancia que, según Marín, va a erradicar en su gran mayoría las intrusiones de inmigrantes que antes se producían a la zona restringida del puerto, y que en 2017 superaron las 19.000.
Las obras fueron adjudicadas a la empresa FGS y han tenido un plazo de ejecución de cuatro meses.
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