Editorial

Raro, raro, raro

EL viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, confesó ayer que le sorprendió la noticia publicada por El Faro de que la naviera Trasmediterránea ha decidido presentarse al concurso público del contrato marítimo de Melilla con una oferta de 0 euros.

Coincidimos con Mateo en que la oferta es cuanto menos “rara” y aunque el viceconsejero no tiene confirmación oficial por parte de la compañía, a estas alturas baraja la posibilidad de que Marina Mercante, que depende del Ministerio de Fomento, descarte la propuesta de Trasmediterránea al considerarla no válida.

Sólo saber que esa posibilidad, por remota que sea, existe, no tranquiliza porque la propuesta de la naviera pone en peligro un servicio público que nos subvenciona la mitad del billete para viajar todos los días de la semana a Málaga y Almería. No hay que olvidar que, como se ha repetido muchas veces, las conexiones marítimas son las autovías y autopistas que nos comunican con nuestro país. En Baleares pasó algo similar y hoy por hoy no tienen subvenciones.

No es la primera vez que Trasmediterránea nos sorprende. Ya lo hizo en 2014 cuando la Ciudad intentó endurecer las exigencias del contrato marítimo y la naviera no se presentó al concurso y éste quedó desierto dos veces consecutivas. Por entonces sólo Armas le hacía sombra, pero la compañía que sigue conectando Melilla y Motril tampoco quiso entrar en liza por la adjudicación de un servicio público que contaba con una ayuda de 15,4 millones de euros.

A todos nos pareció entonces que 15,4 millones estaba bien sin más y la sorpresa fue mayúscula cuando, en una tercera convocatoria, Trasmediterránea optó al contrato y se hizo con él tras presentar una oferta de 7,6 millones de euros, que fue examinada con lupa por Marina Mercante al considerarla temeraria.

Si ya era muy arriesgado asumir el contrato marítimo por la mitad del dinero del concurso, que ahora quiera hacerlo a coste cero es inexplicable. Aquí empiezan los interrogantes. Si Trasmediterránea no quiere el dinero ¿para qué se presenta al concurso? Si cree que no necesita ayuda pública ¿entiende que la línea es rentable? ¿Lo es ahora o lo ha sido siempre?

Hay quienes creen que la naviera tenía el concurso perdido y decidió mover ficha para poner a Marina Mercante entre la espada y la pared. Eso, a pesar de que las bases del contrato marítimo fueran condescendientes con la compañía y admitieran esta vez barcos más viejos de los permitidos en 2015 y de que la naviera se gastara 6 millones en remodelar los buques de la líneas que conectan Melilla con Málaga y Almería.

La oferta de 0 euros de Trasmediterránea nos tiene en vilo porque pone en peligro la subvención del Gobierno central al transporte marítimo de Melilla. Perderla sería inadmisible. Una derrota.

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