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Ramón Maffioli, el alférez que pasó de cobarde a héroe de Melilla

Ramón Maffioli fue un alférez aragonés que llegó a Melilla voluntario poco después del Desastre de Annual y que acabó suicidándose tras ser acusado de abandonar a sus hombres en el frente. La historia de este militar, natural de Zaragoza, es una de tantas que permanecen en el anonimato. Gracias a las investigaciones de Jesús Castillo, un bibliotecario apasionado por las historias que dejó Annual, podemos saber que Maffioli era inocente.

La historia de Maffioli comienza en 1899, año en el que se alistó al Ejército de forma voluntaria en Castellón. Este militar, como muchos otros, fue enviado a Melilla para defender la ciudad tras el Desastre de Anual. El 14 de agosto de 1921 llega procedente de Tarragona.

Su pesadilla comenzó la noche del 31 de agosto de 1921, en la que se libraron combates contra los rifeños en el perímetro defensivo de la ciudad. Ramón Maffioli junto con 21 hombres fueron enviados a defender una de esas posiciones, el llamado blocao Mezquita. Después de cinco horas de lucha, se quedaron sin munición y sin armas, por lo que tuvieron que abandonarlo, según relata Castillo.

Horas más tarde, el general José Sanjurjo llegó a la posición y realizó un informe en el que acusaba a Maffioli de abandonar el blocao, dejando a varios de sus hombres morir. Esta fue la historia que trascendió en el tiempo, pero tras más de un año de investigación, Jesús Castillo ha podido saber que no fue así. Este bibliotecario tuvo acceso a los testimonios de los supervivientes, que aseguraban que la acción de Maffioli no hizo más que salvarles la vida y que los soldados que encontró Sansurjo sin vida, habían muerto mucho antes del abandono. Un hecho curioso es que los documentos de la causa judicial de Maffioli han desaparecido, aunque este investigador pudo obtener una copia.

No se saben las razones que llevaron a Sanjurjo a escribir este informe, pero es un hecho que está investigando Jesús Castillo.

Es por ello que Castillo asegura que Sanjurjo levantó falso testimonio y que el juez dictó sentencia sin tener pruebas por lo que incurrió en prevarización. Lo que sí está demostrado es que Maffioli se quitó la vida con un arma que alguien pudo suministrarle. El 5 de septiembre de 1921 se pegó un tiro en la cabeza en la cárcel en la que se encontraba preso, pero no consiguió acabar con su vida. Finalmente, Maffioli murió el 15 de septiembre de ese mismo año en el hospital a la edad de 41 años.

Cabe destacar que los restos de Maffioli fueron enterrados en el cementerio de La Purísima en la parte cristiana y no en la civil, reservada para aquellos que no merecían cristiana sepultura, como podría haber sido el caso de este militar que se había suicidado. Además, Maffioli cuenta con una parcela propia pagada a perpetuidad por la Comandancia General de Melilla. Un hecho insólito tratándose de un militar que no era de alto rango.

Tras su muerte, su mujer, Elvira Calvo Español, con la que se había casado en 1919 a los 39 años, envió a los principales periódicos de la época una carta en la que ponía en duda el suicidio de Maffioli y con la que intentó limpiar su nombre. Calvo luchó por devolverle a su marido el honor que merecía y porque le fuera concedida la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima distinción del Ejército. Finalmente, la Comandancia se la denegó por entregar la documentación fuera de plazo. La mujer de Maffioli no visitó nunca Melilla, tal y como ha podido saber el investigador.

Elvira Calvo no volvió a Casarse y vivió con una pensión bastante exigua, que le llevó a estar en una situación muy cercana a la pobreza hasta su muerte en 1970. No podemos saber con exactitud qué edad tenía, ya que su partida de nacimiento desapareció a causa de un incendio que se produjo en los archivos civiles de Jarque (Teruel), pueblo en el que nació. A pesar de ello, se estima que nació entre 1880 y 1884.

Sus restos se encontraban en una fosa común en el cementerio de Valencia. En 2006, con la llegada de la Ley de Memoria Histórica, el Ayuntamiento de Valencia, entonces gobernado por Rita Barberá, habría presuntamente desplazado parte de estos restos a una cantera de Sagunto. Posiblemente, hoy en día Elvira Calvo no se encuentre enterrada en el cementerio. Aún así, Castillo tiene pendiente reunir, aunque de forma simbólica, a estos dos enamorados que no volvieron nunca a estar juntos. Este bibliotecario e investigador planea llevar una foto de la sepultura de Ramón Maffioli a la zona donde se supone que está enterrada Elvira Calvo.

 

 

 

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