Actualmente, el templo hindú de Melilla está ubicado en la calle Padre Lerchundi. Se trata de un local que transmite paz, pero que tan solo dispone de 40 metros cuadrados, lo que imposibilita el acceso de muchas personas a las visitas al templo o a la práctica de actividades de gran éxito como, por ejemplo, las clases de yoga. De ahí que la Comunidad Hindú se haya visto obligada a trasladar algunas de estas ofertas lúdicas al colegio La Salle.
Con anterioridad, el templo hindú se encontraba en la calle Castelar y contaba con 200 metros cuadrados, pero las instalaciones estaban en muy malas condiciones. Entonces, se trasladaron a la calle Padre Lerchundi, de manera provisional, ya que el anterior Gobierno se comprometió a cederles un local en el antiguo edificio de correos, pero tras dedicarse éste a fines académicos será imposible: “Era un sitio fantástico para llevar a cabo lo que nosotros queríamos, pero bueno, al final no se pudo ejecutar. Llevamos tres años con la misma petición y al final te cansas”, afirma Ramesh Ramchand, presidente de la Comunidad Hindú en Melilla.
Ramchand, enfatiza que: “Cada vez que la Ciudad Autónoma nos llama para cualquier evento estamos ahí porque es nuestra obligación como melillenses. Lo que pensamos es que nos corresponde por derecho un espacio más amplio. La propia Constitución dice que no se discriminará a las minorías. Llevamos años solicitando un local más amplio y seguimos esperando. Sinceramente, nos duele porque la Comunidad Hindú se vuelca con la ciudad en diferentes temas, tales como recogida de ropa o alimentos, entre otros, y no se nos hace caso. En Ceuta por el contrario, el templo hindú es maravilloso, uno de los más bonitos de Europa”.
Por el momento, la Comunidad Hindú no ha vuelto a mantener un encuentro con el presidente de la Ciudad para abordar este asunto, pero reivindican “un lugar acorde con nuestras necesidades, ya que a estas instalaciones acuden muchas personas para practicar yoga, meditación, o participar en talleres”.
La Comunidad Hindú es muy abierta y todas las semanas recibe visitas a su templo. Sin embargo, se ven obligados a dividir los grupos porque si a una Sinagoga, o a una Iglesia pueden acceder grupos de 40 personas a las instalaciones vigentes es imposible.
Desde esta comunidad critican la falta de un templo más amplio, lo cual no implica que estén agradecidos al Gobierno de la Ciudad Autónoma por “subvencionar y mantener nuestra sede actual”, incide Ramchand.
En otro orden de cosas, este lunes da el pistoletazo de salida el Festival de Cine de Melilla, un evento dentro del cual se proyectará el cortometraje “El bazar de mis padres”, de Rakesh Narwani. Una obra cinematográfica que versa sobre la diáspora de una familia de comerciantes hindúes en España, un argumento que Ramesh Ramchand conoce a la perfección: “En Melilla, concretamente, éramos familias que vivíamos del comercio con Marruecos, pero un establecimiento detrás de otro fueron cerrando sus puertas y fue triste. Los tiempos cambian, y las nuevas generaciones se dedican a estudiar e ir a la Universidad. La mayoría en la rama de la medicina y gracias a Dios, tanto ellos como ellas, son estudiantes fantásticos. Para nosotros en Melilla finalizaron los tiempos del comercio, estamos muy contentos de que los jóvenes hayan elegido un buen camino”, puntualiza.
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