Hacer botijo es una práctica habitual en muchos jóvenes de la ciudad. Las borracheras o “pillar una cogorza” ahora también tienen un nuevo término: “binge drinking”, que hace referencia al consumo excesivo de alcohol.
Esta gran ingesta se produce en un corto espacio de tiempo y con frecuencia puede desencadenar en una intoxicación etílica. Aún así, la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes) de 2022 revela que los jóvenes melillenses son los que menos realizan esta práctica en el país.
Un dato que ha sorprendido a algunos encuestados por El Faro, pues aseguran que en Melilla se hace botijo de la misma manera que en otras partes de España, y que no creen que sea cierto.
La Encuesta sobre el uso de drogas revela que la comunidad autónoma de Navarra era en la que más botellón se practica. Allí, los jóvenes estudiantes de Educación Secundaria que participaron en el estudio admitieron emborracharse muy a menudo: un 51,1% admitió emborracharse en el último año y el 33,2% en ese mismo mes.
Un claro contraste si se echa un vistazo a los datos de las encuestas realizadas en las ciudades autónomas de Ceuta (17,8%) y Melilla (13,9%), que presentan los porcentajes más bajos. Y tan solo un 7% se había emborrachado en el mismo mes que se realizó la encuesta.
Para extraer estos datos, se han encuestado a 245 melillenses de Educación Secundaria.
Esta edición de Estudes revela que las edades de inicio al alcohol continúan en la misma línea que en la última década. La mayoría de los jóvenes experimentan su primera borrachera a los 14,8 años de media, mientras que con 15,4 años empiezan a consumir alcohol semanalmente.
Cuando comienzan a beber alcohol cada semana lo hacen en grupos sociales, es decir, la gran mayoría estando de botellón.
El 36,9% confesó haber bebido alcohol una vez en su vida y un 34,6% lo hizo en el último año. Mientras que tan solo un 27,7% declaró haber ingerido bebidas alcohólicas en los últimos 30 días. Del mismo modo, los hombres (12,5%) muestran una mayor prevalencia por el alto consumo de alcohol que las mujeres (11,5%).
A pie de calle, Rafa, un melillense, no cree que los datos sean ciertos porque conoce a mucha gente que se va de botijo y que, además del alcohol, también consumen otros estupefacientes.
Le sorprende mucho la Encuesta, sobre todo porque en la ciudad, al no haber mucha oferta de ocio para los más jóvenes, muchos no tienen otra cosa que hacer que salir y beber en grupo.
La falta de ocio juvenil y nocturno es uno de los reclamos que los jóvenes de la ciudad llevan haciendo desde hace bastante tiempo, pero todavía continúan sin tener una oferta atractiva.
Lo mismo opina Nuria. Ella no bebe alcohol, pero sí tiene muchos amigos que salen los fines de semana para hacer botijo. No cree que sea una práctica que se haga menos que en el resto de España y que hay claras zonas a las que se van para hacerlo, así como en sus casas.
Por otro lado, esta joven melillense duda de que los datos de Estudes se deban a cuestiones culturales o religiosas. “La mayoría de mis amigos son musulmanes y dicen que por su religión no pueden, pero aún así beben”, dice.
Yaser, otro joven, opina igual que ella. Cuenta a este diario que ahora mismo se encuentra estudiando fuera de la ciudad y que ahora está viviendo en Málaga. Sin embargo, no ve diferencias a la hora de hacer botellón entre ambas ciudades y opina que el consumo se realiza de la misma manera.
Además, otro de los aspectos que descubre Estudes es que continúa la prevalencia de que el consumo de alcohol aumenta al retrasarse el momento de volver a casa, algo que es evidente.
Estos son los que comúnmente se conocen como “los cierrabares” y que han existido de toda la vida. Miguel, otro melillense, apunta que desconoce los datos actuales que ha publicado la Encuesta, pero que en su época en la ciudad se hacía mucho botellón.
Pero no solo con respecto al alcohol Melilla se sitúa en la última posición, puesto que los melillenses comienzan a fumar tabaco de forma tardía en España y los hombres son también los que fuman más que las mujeres.
El consumo de cannabis también sitúa a Melilla en el último puesto. Un 11,4% de jóvenes lo han consumido alguna vez en su vida, en contraste con Navarra (33,5%), la Comunidad Valenciana (36,5%) y País Vasco (33,5%).