Quinielas pre y postelectorales en el marco de nuestro Estatuto de Autonomía

De lleno ya en la recta final de la campaña, salvo sorpresas de última hora –que todo es posible-, no parece que en estas elecciones haya tantos indecisos como en las Generales pasadas. Más bien, todo apunta a que la inmensa mayoría ya tiene decidido su voto.

Aquí, en Melilla, repetimos el escenario del pugilato entre PP y CpM, por ser las dos opciones con posibilidades de obtener mayor número de escaños. La victoria de uno u otro, hoy por hoy adversarios irreconciliables, no determinará sin embargo de manera automática quién acabará formando Gobierno. Lo previsible es que ninguno obtenga mayoría suficiente para gobernar por si solo y que busque, irremediablemente, otros apoyos tanto para la investidura como Presidente de su cabeza de lista como para conformar el nuevo Ejecutivo local.

“El intenso pugilato entre PP y CpM es más que comprensible pues la política de pactos se activará al máximo tras el 26M, y quien resulte más votado no sólo tendrá una posición de superioridad a la hora de negociar sino que puede llegar a la Presidencia por la incapacidad del resto para pactar”

Nuestro sistema político beneficia a las mayorías pero también protege a las minorías. De ahí que la lista más votada no sea necesariamente la que finalmente tenga todas las posibilidades de gobernar. No obstante, en la designación del Presidente de la Ciudad no sucede como en la del Gobierno de la Nación que, si no es elegido de primeras por mayoría absoluta, puede serlo en una segunda votación por mayoría simple.

Aquí en Melilla el procedimiento es distinto. Nuestro Estatuto marca dos condiciones claras para la elección del Presidente: Una, que el candidato a ser investido sea cabeza de lista de alguna de las candidaturas que hayan conseguido escaños; y dos, que sea designado por mayoría absoluta, es decir con un mínimo de 13 votos o apoyos de entre los 25 diputados que conforman nuestra Asamblea o, en su defecto -es decir de no conseguirse dicha mayoría absoluta-, se proclame automáticamente al cabeza de lista de la candidatura más votada.

El intenso pugilato electoral entre PP y CpM es por tanto más que comprensible, pues si bien es segurísimo que la política de pactos se activará al máximo tras el 26M, también lo es que quien resulte más votado no sólo tendrá una posición de mayor superioridad moral a la hora de negociar, sino que incluso puede llegar a la Presidencia por la incapacidad o inoperancia del resto para ponerse de acuerdo.

Barajemos por tanto el escenario previsible a partir de los pactos posibles, un terreno en el que nos movemos más a tientas que con certezas, teniendo en cuenta la indefinición calculada de algunos y el silencio interesado de otros.

Sabemos que una alianza PSOE-CpM-Cs sería posible aunque con condiciones si nos atenemos a los compromisos de Gloria Rojas, que admitiría ser investida con los votos de cepemistas y Ciudadanos, e incluso podría incluir a miembros de CpM o Cs en un futuro gobierno bajo su presidencia, pero en ningún caso a un condenado bajo sentencia pendiente de recurso ante el Supremo como es Mustafa Aberchán.

Por otra parte, sabemos también que el posible partido bisagra, caso de Ciudadanos, excluye de cualquier futuro pacto tanto a Imbroda como a Aberchán, lo que no es lo mismo que a PP o CpM, es decir, que podría pactar con cualquiera de las dos formaciones bajo la condición de que sacrificaran a sus principales candidatos, lo que a su vez podría implicar la promoción de Eduardo de Castro como el futuro Presidente de Melilla en función de las combinaciones a considerar.

De VOX es posible esperar un apoyo al PP o a una alianza a tres bandas con Cs, pero por raro que parezca cualquier escenario distinto también podría ser tenido en cuenta. No olvidemos el papel que jugó el GIL, una versión descafeinada del VOX actual pero en la década de los 90, que acabó formando gobierno con Aberchán tras resultar decisivo -junto a los votos indisciplinados de los socialistas de la época- para que el cepemista llegara en el año 99 a la Presidencia de Melilla.

No digo con esto que VOX vaya a pactar con CpM, solo señalo que cuando la nueva Asamblea, resultante de las votaciones del próximo domingo, ya esté elegida, todas las cuentas serán posibles conforme nos ha demostrado nuestra propia experiencia. De hecho, en 2015, ya se vio cómo la extrema animadversión entre el PP y sus escindidos del PPL (punta de lanza de la oposición a la candidatura de Imbroda desde 2011) se mimetizaba con la gaviota del Partido Popular y donde otrora hubo enfrentamientos finalmente se halló un nuevo punto de encuentro.

Los pactos marcarán quienes acabarán gobernando y, tal cual están las cosas, repito que todo es posible. Tan es así que resulta igualmente arriesgado hacer quinielas de cara al 26M como apuestas sobre futuras alianzas postelectorales.

Lo único claro es que el escenario se mide principalmente entre PP y CpM, entre Aberchán e Imbroda quienes, como característica en común, concitan inicialmente el rechazo de Ciudadanos. Es verdad que no por igual, dada la mayor sintonía aparente entre el cepemista y De Castro, pero sí de manera igualmente insalvable si damos crédito a las manifestaciones del líder local de Cs.

Con estos mimbres, salvo que alguna de las candidaturas consiguiera un amplísimo respaldo de los melillenses, logrando por si sola los 13 escaños de la mayoría absoluta –lo que parece bastante improbable-, solo nos queda aventurar una intensa negociación postelectoral que, según como reaccione CpM, será más larga o más corta. Y digo esto porque los cepemistas ya impugnaron los resultados electorales en 2007, 2011 y 2015. Si esta vez vuelven a hacerlo, el período postelectoral será más duro, con reuniones para todos los gustos como las que ya se sucedieron hace cuatro años, aunque entonces la oposición al PP ni siquiera in extremis logró ningún tipo de acuerdo. De ahí que PPL acabara finalmente facilitando la proclamación de Imbroda y optara por aliarse con él.

Ante tal panorama y como ya nos va quedando menos para desojar la margarita, solo un consejo: no apuesten demasiado en sus quinielas porque las elecciones están muy reñidas, CpM está jugando más fuerte que nunca con una campaña mediática y no mediática sin precedentes y, como digo, porque en política, tal cual ocurre en la vida misma, todo es posible.

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