Vivimos tiempos convulsos, indiscutiblemente así es y creo que aquí todos estaremos de acuerdo en ello con independencia de colores e ideologías políticas. En los últimos años hemos experimentado vivencias, situaciones tanto a nivel nacional como mundial antes nunca vividas por nuestra generación, sin embargo nada nuevo para este viejo mundo el cual estuvo antes que nosotros y lo seguirá estando cuando nosotros ya no estemos un día en el. La política es o debiera ser sinónimo de planificación, previsión, estrategia y por último ejecución. Una tarea nada fácil si bien lo queremos hacer y obtener los resultados positivos deseados.
Como dijo el tío Ben (el tío de Spiderman), “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Como ven, de todo y de todos en esta vida se puede aprender si así se quiere, incluso de una simple película de entretenimiento. Ese gran poder que tiene el político en el preciso momento que gobierna, es justamente cuando más responsabilidad acarrea. Como dije antes, vivimos días extraños, curiosamente título de otro film americano. Tiempos en los que la incertidumbre más que nunca se hace palpable en toda la sociedad y por ello creo que precisamente el devolver al ciudadano algo de serenidad y estabilidad es muy necesario. Si hice alusión a la gran responsabilidad que conlleva el gobernar en general, muy necesario considero el llevar a la práctica esta misión, la de ofrecer perspectivas positivas en general de futuro.
Quizás les pueda parecer algo muy simple y de hecho así lo es, pero el enfrentar con optimismo y esperanza el mañana hará que el hoy sea más llevadero. Permítanme al tiempo que me disculpan, porque no puedo evitar hacerlo, el utilizar una parte de un texto bíblico, el cual hace mención a la creación por parte de Dios del ser humano (aquí para nada es mi intención entrar en conflicto con quienes así no lo creen, simplemente pretendo extraer la moraleja de la cual podamos aprender algo). El texto en cuestión hace referencia al momento previo a la creación del ser humano en el cual Dios les dice a los ángeles: “Hagamos a un ser humano conforme a nuestra imagen y semejanza”. No voy a extenderme más en este punto aunque sobre ello y para entenderlo bien habría que dedicarle muchas páginas. El caso es que para los creyentes que tenemos interiorizado el hecho, sabemos que realmente Dios no necesitaba la ayuda de los ángeles para dicha creación y aun así, los hizo de alguna forma sentirse partícipes de ello al expresar ‘hagamos’ en lugar de decir ‘haré’. Les hizo sentir que eran parte importante del ‘nuevo proyecto (la creación del ser humano)’ y que ellos, aun a sabiendas de que no eran necesarios realmente para dicha finalidad, aun así se les tuvo en cuenta. Este es el punto clave el cual trasladamos a nuestro tema para llegar a una conclusión que no es otra que la de saber que si bien son los gobernantes los que tienen el poder de hacer cambios en la sociedad, de implantar o abolir leyes etc, sin necesidad de contar con la sociedad, bueno sería que empezáramos todos, clase política y ciudadanía a “trabajar en equipo” para conseguir esas mejoras que una sociedad aspira tener. Es necesario que el ciudadano se sienta escuchado y tenido en cuenta por la clase política, como al mismo tiempo también lo es el que los gobernantes entiendan que es por y para el pueblo que allí están y por ello deben tener muy en cuenta qué sienten los ciudadanos, qué opinan, qué les preocupa y, sobre todo y por qué no, qué propondrían o que intentarían hacer si de ellos dependiera. Todo esto nos puede ayudar muchísimo a construir un buen presente y un mejor futuro. Necesitamos una sociedad más sana en cuanto a enfrentamientos ideológicos se refiere. Menos agresividad verbal y más corazón y cerebro que vísceras. Construir cualquier cosa, un edificio, un barco o un avión por poner un ejemplo, lo que se nos pueda ocurrir, nos lleva tiempo y esfuerzo e incluso con tantos avances tecnológicos y maquinarias modernas de las cuales podamos disponer, construir conlleva, como dije, tiempo, esfuerzo y trabajo, sin embargo todo lo contrario, destruir, con tan solo unos segundos se puede conseguir volatilizar cualquier construcción. Unos meros segundos, una simple explosión reducirá a cenizas cualquier cosa. Por ello es que construir una sociedad y sobre todo hacer que se mantenga a flote es un reto muy difícil y en ello todos, absolutamente todos debiéramos considerarnos partes indispensables del puzzle. Debemos construir modelos políticos basados en principios universales los cuales hagan que la participación de todos sea necesaria y valorada. Podemos hacerlo, no todo está perdido y, si así lo creyera, entonces debería plantearme quizás el tomar cartas en el asunto intentando aportar desde mi posición y posibilidades mi granito de arena, aun así no es necesario esperar a encontrarnos una sociedad en dificultades para poder inmiscuirme en el asunto. La figura política debe ser accesible al ciudadano y de hecho en nuestro país, si pensamos un poco seguro que se nos viene a la mente algún que otro nombre de algún dirigente que cumple con esta máxima, son cercanos a sus paisanos y por ende muy queridos por ellos también. Para ser apreciado y querido, hay que hacerse querer y para ello hay que querer primero a los demás. Esto no lo dijo Confucio ¡lo digo yo!
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