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Quemar romero, ropa interior roja o tirar champán, entre las supersticiones de los melillenses para comenzar el año

El año 2023 está dando sus últimos coletazos y 2024 ya se asoma por la esquina. Quedan muy pocos días ya para despedir este año en una de las noches más especiales a lo largo de los 365 días, la Nochevieja. Una celebración que viene cargada de buenos deseos e intenciones y, sobre todo, de nuevos comienzos, pero no podemos olvidar que también es una noche de tradición y de supersticiones.

En un abrir y cerrar de ojos estaremos diciendo "¡hola!" al 1 de enero de 2024. Eso sí, después de cumplir con una de las tradiciones más repetidas por todos los españoles cada 31 de diciembre como es comerse las 12 uvas de la suerte. Una costumbre, que se crea o no que atrae la fortuna, casi todos lo hacen. No vaya a ser que sea cierta y la suerte recaiga en todos los comensales menos en uno mismo.

Rituales de los melillenses

Además de comerse las uvas, existen numerosos rituales que se suelen hacer en este último día del año para atraer la buena suerte, el amor o la prosperidad. Dejar atrás lo malo y dar la bienvenida a lo bueno es lo que la mayoría de las personas persiguen. Para ello, algunos eligen ponerse ropa interior de color rojo, otros hacer el primer brindis con una joya dentro de la copa, a poder ser de oro, y muchos otros encienden velas por la casa.

Sea como sea, lo importante es que cada uno haga lo que sienta y entre en el año nuevo pensando en que podrá comerse el mundo y que todos sus deseos se cumplirán si lo persigue con todas sus fuerzas. Para los que aún no tengan un rito como propio y quieran comenzar el año con ilusión, El Faro trae las costumbres más repetidas que se suelen hacer durante esta noche alrededor de la geografía española. ¿Qué harán los melillenses? También lo hemos preguntado en la calle.

"Yo antes hacía el pack completo, me ponía las bragas rojas, metía un anillo de oro en la copa de champán y ponía velas por toda la casa", comentó a El Faro Antonia. Esta melillense solía ser muy supersticiosa, tal y como confesó a El Faro, pero con el tiempo ha ido perdiendo la ilusión y volviéndose más incrédula. En la actualidad "pasa de esas cosas", ya que como dijo, "me he dado cuenta de que eso no sirve para nada". Así que esta Nochevieja, apuntó, dejará en manos del destino que el nuevo año traiga suerte.

Lo mismo le pasa a su tía Marta, pero con mucha más razón de ser. "No te lo vas a creer, pero yo siempre tenía la manía de tirar por la ventana hacia atrás lo que me había sobrado de la copa de champán hasta que un año la lié", contó. Y es que no se dio cuenta de que dentro de la copa iba la alianza de casada que también arrojó por la ventana junto al contenido de la copa.

"Si nos vieras a toda la familia corriendo a la calle a buscar el anillo como locos después de las campanadas te reirías", añadió. Esta melillense vive en un tercer piso por lo que la tarea de la búsqueda la joya no fue nada fácil aunque finalmente consiguieron dar con ella.

En su familia son de tradiciones, pero no mucho. Su tía Tamara solía seguir la tradición de los italianos de comer lentejas en Nochevieja. "Lo peor es que no le gustaban las lentejas, pero pensaba que traían suerte así que se comía una cucharada sin respirar mucho y fin. La olla para los demás", recalcó. Al mismo tiempo, también por costumbre limpiar la casa de malos augurios quemando romero, algo que no solo hacía durante la Nochevieja sino en el año entero.

Tampoco es muy de tradiciones Daniel, un joven de Almería que pasará la noche de fin de año en Melilla ya que tiene que no tendrá vacaciones. Según señaló a este diario, él no "cree en esas cosas". Nunca ha sido de pensar que hay variables que hacen que la buena suerte llegue a su vida. "Como nunca lo he hecho, tampoco he comprobado si es cierto, así que paso", destacó.

Por el contrario, para Marina, malagueña que trabaja en Melilla, la Nochevieja no se entendería sin un amalgama de tradiciones todas unidas. "Yo las hago todas porque creo mucho en las energías y en atraer la buena suerte. Es en lo único que creo, pero por ahora no me ha ido muy mal de todo", remarcó.

Entre sus costumbres suele llevar bragas rojas durante el 31 de diciembre, enciende velas por todo el salón en el que cena con su familia y lo más curioso es que se suele grabar comiéndose las uvas junto a sus seres queridos. En el móvil guarda todos esos recuerdos para verlos una y otra vez durante el año. Un punto a tener en cuenta, dijo, es que la ropa interior que lleva esa noche tiene que ser regalada. "Si no te la regalan y te la compras tú no funciona", advirtió.

Para asegurarse de que se la regalan, explicó, su grupo de amigas tiene por tradición que cuando hacen el amigo invisible compran un regalo y unas bragas rojas. Así todas reciben una y se van dando suerte unas a otras.

Otras tradiciones

Además de todas las tradiciones mencionadas anteriormente por algunos melillenses, en otras parte de España y del mundo siguen otras como por ejemplo dejar las puertas y las ventanas abiertas durante toda la Nochevieja para dejar que salga lo malo. Continuando con las energía, cabe mencionar llenar un cubo de agua por la mañana y vaciarlo a media noche, ya que el líquido absorberá todas las malas energías y al tirarlo se irán con ella.

También es muy común entrar con el pie derecho en el nuevo año. Ya sea saliendo y volviendo a entrar en casa con el pie derecho o mover precisamente esa extremidad hacia adelante justo al terminar la última campanada y dar la bienvenida al año abrazando y besando a los seres queridos.

Tal y como han mencionado algunas personas, la dicha también es sinónimo de encender velas. Según el color del cirio que se encienda, se asocia con una fortuna u otra. El azul con la paz, el rojo con el amor, el amarillo con la abundancia, la blanca con la claridad, el naranja con la inteligencia o el verde con la salud.

A los que deciden ponerse ropa interior roja, se le suman los que se la ponen al revés. Siempre se ha dicho que ponerse una prenda de ropa por el otro lado significaba que te iban a regalar algo. Pues en Nochevieja simboliza buena suerte y está relacionado con la abundancia de ropa durante todo el año. Si la prenda en lugar de roja es amarilla significará que el siguiente año traerá poder y riqueza.

Aunque estas tradiciones no se lleven a cabo por todos, sí que son conocidas, pero hay otras que son un poco más curiosas. Hablamos de bailar alrededor de un árbol. Se dice que moviendo el esqueleto entre la naturaleza en el exterior de casa durante la transición de un año a otro atrae la suerte. Para seguir con el ejercicio físico, podemos nombrar dar tres saltos con una copa de champán en la mano para llamar a la abundancia.

Por otro lado, a pesar de que la situación económica no está muy boyante y que la factura de la luz a veces da miedo verla, encender todas las luces de la casa por unos minutos, ayuda a entrar en el nuevo año con claridad. Lo que hay que tener en cuenta es que a media noche no haya un rincón de la casa sin iluminar.

Asimismo, dejar unas maletas en la puerta ayudará a que el nuevo año venga cargado de nuevas aventuras y viajes o dejar la despensa llena de alimentos y la cartera con muchos billetes atraerá la abundancia.

Si lo que se quiere es un deseo concreto, se dice que tener una foto o un objeto en la mano en representación del deseo que se busca ayudará a cumplirlo. Y para la suerte en general, se cree que es bueno arrojar un puñado de azúcar frente a la fachada de su casa para dársela a todos los miembros que viven en ella.

No se sabe con certeza de dónde vienen estas supersticiones ni garantizan que se cumplan, pero son tradiciones que a los que la siguen les gusta pensar que con ellas vivirán un nuevo año cargado de cosas buenas.

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