Editorial

Queda camino por recorrer

La Organización Nacional de Ciegos ha desarrollado este martes una jornada muy especial coincidiendo con la celebración del Día de Melilla dentro de la Semana del Grupo Social ONCE, que este año lleva por lema ‘Los Colores son valores’. Y entre las actividades, una muy ilustrativa: le han puesto gafas de baja visión o incluso directamente un antifaz a autoridades, técnicos y periodistas para que recorrieran así las calles peatonales del centro.

¿Cuál es el objetivo del experimento? Que todos ellos comprueben la gran cantidad de impedimentos que encuentra un invidente para poder andar por nuestras calles. La idea ha sido muy enriquecedora y nos ha recordado a todos los melillenses el largo camino que nos queda por recorrer hasta conseguir una Melilla inclusiva, en la que todos podamos convivir independientemente de nuestras carencias físicas o sensoriales.

No nos podemos ni imaginar lo que le puede pasar por la cabeza a un ciego que quiera trasladarse de un lado a otro de la ciudad. No hay sistemas de aviso de que pasan coches, los semáforos no tienen alarmas acústicas como sí ocurre en otros lugares de España, nuestras aceras son complicadas con coches aparcados encima y farolas de por medio, losas rotas y así un largo etcétera que hace muy complicado a un invidente poder andar libremente por Melilla.

Y ya no se trata únicamente de personas con deficiencias visuales. Los ciudadanos que deben utilizar silla de ruedas saben muy bien que las cosas aquí no son fáciles. La accesibilidad prácticamente solo existe como tal en la reducida zona del centro. En los barrios, encontrar una acera rebajada para facilitar el paso de la silla de ruedas es tarea imposible.

Cierto es que nuestras autoridades han ampliado la zona de accesibilidad, que ya llega hasta la barriada del Príncipe e incluso incluye el sistema podotáctil en el centro, unas rugosidades en la acera para que las personas ciegas puedan seguir un camino recto y seguro. Es evidente que supone un buen paso adelante muy interesante y en la línea de lo que todos deseamos.

Es cierto que queda todavía mucha tela que cortar pero no podemos obviar que se están dando pasos adelante. Por ejemplo, sería muy bueno que esas pequeñas obritas que sirven para rebajar las aceras, poner el pavimento especial que se necesita o implantar el podotáctil, se llevaran a otros muchos puntos de Melilla.

Conseguir que la ciudad sea inclusiva desde todos los puntos de vista no solo haría la vida más agradable a sus habitantes. También serviría para dar al exterior una magnífica imagen de inclusión, de modernidad, de ciudad abierta y acogedora para todo tipo de visitantes. Sería una publicidad estupenda de nuestras bondades, que llamaría la atención de una Europa altamente comprometida con estos valores que nosotros también compartimos.

 

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