La declaración conjunta de España y Marruecos durante la XII Reunión de Alto Nivel (RAN), que se celebró este jueves en Rabat, recoge en su punto 42 el compromiso de los dos países para alcanzar "la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo los dispositivos adecuados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo".
Según recoge este documento, las partes tienen en cuenta las conclusiones de la prueba piloto del 27 de enero en las aduanas de Melilla y Ceuta y continuarán esta serie de pruebas, según el calendario acordado para superar cualquier posible eventualidad".
Eso y nada es lo mismo. Sabemos que hay un calendario acordado, pero si no se habla de fechas, no hay nada que celebrar.
En principio de esta RAN hemos salido con el mismo compromiso que recogió la declaración conjunta de abril de 2022, de Mohamed VI y Pedro Sánchez, cuando ambos acordaron en Rabat que "se restablecerá la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluidas las disposiciones adecuadas para el control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo".
No hay sino cambios lingüísticos (disposiciones por dispositivos) entre lo que se acordó antes y lo que ya se ha acordado ahora, pese a que en su intervención en Rabat, el presidente Pedro Sánchez destacó que se han "dado nuevos pasos hacia la normalización de la circulación de personas y de mercancías, que es algo muy importante también para España".
Esos nuevos pasos son bastante ambiguos. Lo definió vagamente el presidente en su intervención en la RAN cuando dijo que "las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla van a seguir abriéndose de manera ordenada y progresiva".
Si van a seguir abriéndose es porque ya están abiertas, pero no del todo y eso no se corresponde con la realidad, al menos en nuestra ciudad autónoma.
En definitiva, en Melilla hay pocos motivos para aplaudir una cumbre bilateral en la que la mayoría de los acuerdos benefician a Marruecos, como es el caso del aumento del crédito a empresas españolas de 400 a 800 millones de euros para que inviertan en energía renovable, agua o innovación en el país vecino. Los hay que benefician a Europa y ahí entran los acuerdos migratorios ya que la mayoría de migrantes que llega a España no aspira a instalarse en nuestro país sino a seguir camino hacia el resto de países de la Unión.
¿Se ha firmado un solo acuerdo concreto que beneficie única y exclusivamente a Melilla?
No que sepamos. El presidente Sánchez dijo en voz alta lo que se presupone en cada cumbre hispano-marroquí: el compromiso de evitar los temas que ofenden a la otra parte, especialmente los que se refieren a temas de soberanía.
Y este punto es positivo para Melilla porque al menos sabemos que nuestra españolidad no es un asunto sobre el que España esté dispuesta a debatir.
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