TVM es un medio público dependiente de la Asamblea. En una ciudad donde proliferan los medios de comunicación, al menos desde El Faro, respetamos todos los medios a los que consideramos serios y profesionales. A TVM, también.
Todo ciudadano tiene derecho a opinar sobre nuestro ejercicio profesional, incluidos los políticos. Sin embargo, la afirmación de un miembro del Gobierno acerca de la profesionalidad del director de TVM del que opina que no le merece ninguna credibilidad en una Comisión de la Ciudad Autónoma, cuando es el Gobierno precisamente quien propone al director de Televisión, es para preguntarse qué espera este Consejero para pedir el cese del director.
Pero el problema real es que el director gerente no sólo se ha limitado a exponer documentación de la Federación de Fútbol, a demostrar cada una de sus afirmaciones, desde una factura PUMA sobre ropa para un federativo a los gastos de la tarjeta VISA del presidente, sino que públicamente el director gerente le ha pedido al consejero su ayuda para estudiar partes de la financiación que parecen dudosas, y yendo más lejos, ha puesto su cargo sobre los papeles señalando que si nada de lo demostrado es cierto, dimite.
Robles no se da por enterado, ni por aludido. Pero ni pide el cese de Medina mientras dice creer en los desmentidos de la Federación, ni amaga con devolver el reto poniendo su cargo a disposición del Gobierno. Faltaría por conocer, la opinión del Consejo de Administración de INMUSA, y si a juicio de éste, el director sí goza de la credibilidad en este espinoso asunto.
Pero esto, aún mereciendo un comentario, no es el asunto. Lo que debe valorar el consejero son los hechos y las pruebas por encima del ejercicio profesional de Medina, porque lo está en juego es qué hace con el dinero la Federación Melillense y qué hace un presidente que se muestra incapaz de conseguir un fútbol decente, sin sospechas, sin amenazas y sin venganzas postreras.