Política

¿Qué hacía De Castro en Sevilla?

La toma de posesión de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía nos ha dejado una imagen singular. En la foto de familia con los presidentes autonómicos que fueron invitados al acto solo aparecían los jefes de los Ejecutivos populares y en una esquina, desentonando, Eduardo de Castro, en nombre de Melilla.

No sé cómo le habrá sentado la foto a Imbroda, pero supongo que no le habrá gustado nada ver al presidente De Castro en un acto cuya invitación, por cortesía, se envía a todos los presidentes, pero todos, sin excepción, saben quiénes son de verdad los invitados.

Después de descabalgar a Imbroda del Gobierno y dejar al PP en la oposición en Melilla, la foto de De Castro con la plana mayor de los populares es algo así como un corte de manga en toda regla. De ahí que chirríe una imagen que no se ajusta ni al proyecto político que tuvo en algún momento de su vida ni a su trayectoria política, que en el Gobierno tripartito ha sido irrelevante.

Melilla tiene, por llamarlo de alguna manera, un Gobierno progresista. Así que se entiende muy mal que el presidente de la Ciudad, que ejerce su cargo gracias a la generosidad de CpM y PSOE, asista a lo que en realidad es, más que una toma de posesión, un acto de reivindicación del centro derecha y uno de los primeros actos de la precampaña electoral que va camino de ser la más larga de la democracia.

A Juanma Moreno, por el contrario, le refuerza una foto que invita a pensar que es tan, pero tan de centro, que presidentes que no son de su corriente política no quieren perderse su toma de posesión.

De Castro no ha sabido estar a la altura de la valentía que supuso provocar el cambio de Gobierno en Melilla en contra de la Dirección nacional de Ciudadanos, cuando aún no lo habían expulsado del partido. Sus casi cuatro años como presidente de la Ciudad le han convertido en una figura meramente protocolaria y en un hábil mediador entre disputas.

Él solo ejerce de presidente cuando sale de Melilla. De ahí que aproveche cualquier oportunidad para lucir el cargo por el que cobra uno de los sueldos más altos de los jefes de Ejecutivos autonómicos de toda España. Hay quien dice que nos sale rentable porque no roba, algo que no pongo en duda. Creo sinceramente que este señor no mete las manos. Pero en esta ciudad estamos demasiado mal como para conformarnos con que un político sea honesto a secas. A la política se debe venir con honestidad, pero a gestionar el dinero público y en temas de gestión, él tiene un suspenso.

Lleva las competencias de Seguridad Ciudadana y aquí desde la desgracia, que todavía nos duele a muchos, de Carlos Huelin, nunca había habido tantos ciclistas y peatones atropellados y tanto cabreo entre los agentes de Policía Local. Ni tantas multas a las puertas de los colegios en plena subida de la inflación. Su falta de empatía es escandalosa, especialmente con los socorristas contratados el año pasado y que a principios de verano aún no habían cobrado lo impagado en 2021.

¿Cómo puede alguien sin apenas competencias tener tan mala prensa? Yo creo que en parte por su carácter avinagrado, pero sobre todo, porque su equipo se encargó de dinamitar los lazos con todos los medios locales. Se creían que eran la versión municipal de Miguel Ángel Rodríguez (asesor de Aznar y ahora de Ayuso) y al final, se pueden contar con los dedos de las manos las notas de prensa que han salido del Gobierno local, por no hablar de las previsiones informativas que habitualmente llegan tres horas antes de la medianoche. ¿Con qué se agobian si tienen las redes sociales abandonadas y no informan de los socios de Gobierno? Quien no está acostumbrado a bragas, las costuras les hacen llagas. Lo peor es que las bajas laborales que causan esas llagas, las pagamos todos los melillenses con dinero público.

Y ese equipo es también el responsable no solo de la mala prensa del presidente sino, además, de la mala prensa del tripartito. No han sabido sacarle partido a las victorias en equipo y las derrotas han sido demasiado escandalosas como para esconderlas.

Un buen asesor se habría informado sobre qué presidentes tenían confirmada su presencia en el acto de Juanma Moreno para no dar la impresión de que te has colado en una fiesta que no es la tuya ni la de tu partido o de los partidos de tu Gobierno solo porque pasabas por ahí y te hacía camino a casa.

De Castro no tiene mucha suerte con las fotos. Cómo estaría de solo en el acto celebrado en Madrid para rendir un homenaje a las víctimas del coronavirus que entró junto a Francina Armengol, la presidenta socialista de Baleares, a la que todos rehúyen por estar en la ola del huracán con la polémica sobre los abusos sexuales a menores tutelados, que incluso fueron obligados a mantener prácticas sadomasoquistas.

En definitiva, ha estado casi cuatro años en la Presidencia de la Ciudad y no tenemos la auditoría que prometió para destapar la supuesta corrupción que campeaba a sus anchas por la sede de la Plaza de España. A mí no me vale que sea honesto y que ya esté amortizado.

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